Perfil y valores del lider
El desarrollo evolutivo del hombre tanto en su esfera individual como en la grupal, tiene como causa fundamental a la educación.
El grado y calidad con un niño, joven, aprendíz, técnico y ejecutivo se le educa y aprende de la vida, de los valores y del trabajo, será la medida en que se convierta en un ser valioso para sí mismo y para la sociedad.
La educación es, por lo tanto, la base del desarrollo y perfeccionamiento del hombre y la sociedad, entendidas, desde luego, las sociedades intermedias como las empresas e instituciones.
Si atendemos a la etimología latina del vocablo educación: exducere educere, educare, estas raíces significan fenómenos humanos como los siguientes: “obtener lo mejor de alguien”, “desarrollar la sabiduría interna”, “alimentar”, “criar”, “formar y embellecer”, “hacer crecer a otro”.
Los grandes filósofos de la antiguedad que tienen como común denominador haber sido educadores, señalarón que es a través de la educación como se forma el espíritu del hombre, para que este conozca y siga el recto camino. Civilizaciones como la hindú y la china, cifraron su desarrollo superior en la educación. Los griegos a través del concepto de paideia, llegan a una concepción rica y plena, dándole al fenómeno educativo el sentido de “superación del espíritu, del arte, de los valores y del patriotismo”.
A la educación se le define como el proceso humano-social a través del cual se incorporan al ser humano (individuos y grupos) los valores y conocimientos de una sociedad dada. También se puede definir como el proceso social básico por el cual las personas adquieren la cultura de su sociedad.
En cualquiera de los dos conceptos anteriores, se entiende al fenómeno educativo como un formador cualitativo de la cultura, que basada en los valores humano-sociales vigentes, regula la vida del hombre en sociedad.
Estas concepciones es importante enfatizarlas, pues con frecuencia se ha confundido a la educación con fenómenos pedagógicos de simple aprendizaje formal, informativo y carente de contenidos axiológicos y culturales. Desde las concepciones “bancarias” de la educación, el momento actual se plantea serios cuestionamientos respecto de la calidad humana de los fenómenos educativos que están formando hoy a nuestra sociedad y a las futuras generaciones. Los objetivos y sistemas escolares, los medios masivos de comunicación , los antivalores que se muestran a los niños y jóvenes en los conflictos de interrelación humana y otros factores, reclaman una revision a fondo y un cambio fundamental en la filisofía y la práctica de la educación.
La capacitación y desarrollo que se aplican en las organizaciones deben concebirse precisamente como modelos educativos, a través de los cuales es necesario, primero, formar una cultura de identidad empresarial, basada en los valores socio-laborales de productividad y calidad en las tareas laborales y en su contribución al bien común social.
Considerar la capacitación como el aprendizaje de habilidades, de meros instrumentos y el manejo de cifras y sistemas, no es educar, sino robatizar, dándole al empleado y al ejecutivo no sólo una pobre concepción del mundo y de su trabajo, sino limitándole en su creatividad y capacidad de desarrollo, autorrealización y trascendencia.
Se debe tener cuidado en no caer en modelos educativos manipuladores que coarten la libertad y la realización del hombre.
“El educando es el objeto de manipulación de los educadores que responden, a su vez, a las estructuras de denominación de la sociedad actual. Educar, entonces, es todo lo contrario a “hacer pensar”, y mucho más aún es la negación de todas las posibilidades transformadoras del individuo vueltas hacia el ambiente natural y social en la cual le tocará vivir”.
Un profesor estadounidense thomas g. Sanders, que ha estudiado detenidamente la pedagogía de Paulo Freire, da la siguiente definición de concienciacion como factor fundamental de todo proceso educativo: “significa un despertar de la conciencia; un cambio de mentalidad que implica comprender realista y correctamente la ubicación de uno en la naturaleza y en la sociedad; la capacidad de analizar críticamente sus causas y consecuencias y establecer comparaciones con otras situaciones y posibilidades; y una acción eficaz y transformadora”, . Psicológicamente, el proceso encierra la conciencia deriva de un diálogo interpersonal, a través del cual se descubre el sentido de lo humano al establecer una comunicación a través de encuentros con seres humanos.
Es tan importante la educación, que en una sana, inteligente, responsable y amorosa intuición, decimos los padres de familia que la mejor herencia que podemos y queremos dejar a nuestros hijos es una buen educación.
Todo fenómeno educativo es el largo plazo. Los líderes en general no son buenos educadores, no tienen visión de largo plazo, y en este sentido que se requiere un importante cambio. Más adelante hablaremos de la capacidad visionaria de los líderes, que tienen como requisito la existencia de modelos educativos sanos y de mediano y largo plazo.
Para terminar este apartado cito a werner jaeger en su formidable paideia, “ los ideales de la cultura griega”, dice: “todo pueblo que alcanza un cierto grado de desarrollo se halla naturalmente inclinado a practicar la educación. La educación es el principio mediante el cual la comunidad humana conserva y transmite su peculiaridad física y espiritual. El espíritu humano lleva progrecivamente al descubrimiento de sí mismo, crea, mediante el conocimiento del mundo exterior e interior, formas mejores de la existencia humana”.
Capitulo 1
Liderazgo, valores y futuro de la humanidad
Crisis de valores y necesidad de cambio
Nadie puede negar que nuestra actual sociedad pasa por una crisis cuyo contenido es de la mayor trascendencia y que puede denominarse como una crisis de los valores del hombre y de la sociedad. La crisis puede ser planteada como una inversión de la escala valorativa, como una preeminencia de los valores científico-técnico, económico, pragmáticos y utilitaristas, sobre valores como la democracia, la solidaridad, la justicia, la equidad, la paz, la seguridad, la libertad, el bien común y otros de igual o mayor rango cuyo contenido se refiere a la dignidad del ser humano y del ser social ontológicamente considerados, es decir, derivados de la esencia misma de la naturaleza humana.
El cambio de que hablo es fundamentalmente una revaloración del hombre y de la sociedad y de la necesaria subordinación de lo material y de los intereses egoístas frente a lo auténticamente humano, es decir, lo espiritual, tanto en su dimensión individual de dignificación de la persona y su desarrollo humano, como en lo social, es decir, el logro del bien común.
La perturbación económica mundial no tiene únicamente causas materiales; quien pretendiera explicarla sólo bajo esta fase, se colocaría en un ángulo muy reducido del problema. En un desequilibrio económico se encuentran causas históricas, ideológicas y espirituales unas, materiales otras, pero que interesan todas al orden moral.
Nuestro mundo herido de muerte, no sólo en lo físico (anti-ecológico, contaminación, capa de ozono, etc.) Está enfermo del alma. Hemos conquistado la luna y estamos destruyendo la tierra. Los seres humanos estamos siendo protagonistas de un proceso involutivo y autodestructivo sin precedente.
La humanidad contemporánea tiene el dudoso privilegio de desempeñar un papel que es único y que no tiene antecedentes en la historia de nuestro planeta. Somos la primera especie que ha desarrollado el potencial para cometer un suicidio colectivo y destruir en este acto catastrófico todas las demás especies y la vida sobre la tierra. Constituye una triste ironía que esta situación haya sido posible gracias a los rápidos avances de la ciencia y de l tecnología, dos fuerzas que los pueblos de occidente han considerado durante mucho tiempo como medios fidedignos de crear un futuro brillante y feliz para el mundo.
En cierto sentido la ciencia moderna ha cumplido esta promesa. Ha hecho descubrimientos que tienen el potencial de resolver la mayoría de los problemas que acosan a la humanidad; puede paliar las enfermedades, la pobreza, el hambre, crear recursos renovables e inagotables de energía y generar medios que permiten a la persona media tener un nivel de vida que en otros tiempos estaba reservado sólo para algunos privilegiados. En pocos siglos, la ciencia ha hecho avances asombrosos, transformando radicalmente nuestra vida cotidiana. Ha sido capaz de liberar las energías del átomo, construir aviones a propulsión más rápidos que el sonido y naves espaciales que pueden viajar más allá de los límites de nuestro sistema solar, explorar las profundidades de los océanos, transmitir sonido e imágenes a color a todo el globo a través del espacio cósmico, y descifrar el código genético.
Sin embargo, la “anticultura” de la güera, la pobreza, el hambre, la corrupción, la explotación, el terrorismo, la criminalidad urbana, la marginación, el narcotráfico y la correspondiente drogadicción, entre otras, son signos y síntomas que nos están hundiendo más y más en una vivencia de “antivalores”, ante la cual el hombre, cuyo destino trascendente es su realización y bienestar, debe poner un alto.
Es cierto que nuestra sociedad ha sido calificada ya como una sociedad de consumo, cientificista, tecnócrata, como sociedad de masas en la que por diversos factores alienantes, el hombre vive despersonalizado y estandarizado.
Nuestra sociedad se caracteriza también por concebir al desarrollo, no como un desarrollo integral, sino parcial, es decir, se entiende por desarrollo el tecnológico, el científico, el económico, el urbano, etc., Y pocos son los que conciben y luchan auténticamente por un desarrollo integral en el que las prioridades las constituyan los valores humano-sociales a los que deben servir la ciencia, la tecnología, la economía, la administración y en general todas las disciplinas aplicadas. Es, en el momento actual, a finales del siglo xx, cuando el hombre debe definirse, ¿quién está al servicio de quién?, ¿El hombre es para la ciencia y la técnica, o a la inversa?. Aunque no lo creamos, querámoslo o no, estamos viviendo este dilema, interesante por un lado y trágico y peligroso por el otro.
A. Maslow, uno de los psicólogos humanistas más prestigiados, ha llamado a este fenómeno “metapatologías” y describió ejemplos como obviamente de las psicopatías o conductas antisociales.
Innumerables pensadores han tratado este gran dilema aludiendo a sus diversos aspectos; mencionemos sólo en forma enunciativa a jacques maritain en el campo de la filosofía, a john k. Galbraith y milton friedman en el de la economía; a isaac guzmán valdivia en las áreas de administración y filosofía social; a peter drucker en el campo de la administración; sigmund freud, erich fromm y viktor frankl figuran también como psicólogos y psicoanalistas de la sociedad; Paulo Freire en el campo de la educación; a. Maslow y stanislav grof en el nuevo modelo de la psicología transpersonal que estudia los fenómenos místicos y espirituales trascendentes.
La crisis surge de una disyuntiva ya de antaño conocida y bien tipificada por numerosos autores dentro de la filosofía moral: el modelo utilitarista, pragmático, de costo-beneficio y el modelo basado en la dignidad humana y el sentido trascendente de la persona. Dentro del primero se da la sobreestimación de los valores científicos, tecnológicos y económicos desde una perspectiva utilitarista que pierde de vista la esencia y axiología de lo humano y lo social. El segundo modelo considera los avances en todos ellos respecto del bienestar integral del hombre.
Es por lo anterior, que la tarea es inaplazable, y su sentido está principalmente en volver a lo básico, recuperando la capacidad de asombro respecto del reconocimiento y respecto a la naturaleza humana, y a partir de ello, replantear las necesidades, significados y fines de lo “auténticamente humano”, basándonos en los valores universales que desde que el hombre es hombre, su sabiduría milenaria ha prescrito a través de los grandes maestros y líderes de la humanidad.
Y este reto, fácil por un lado y difícil por otro, es para los líderes; para aquellos que deben marcar nuevos derroteros a partir de los principios y valores que favorezcan y garanticen un futuro seguro y promisorio.
Debemos hacer conciencia que de las cinco catástrofes que pueden aniquilar o deteriorar en lo esencial al género humano: la guerra, el hambre, la falta de educación, la enfermedad y las fuerzas de la naturaleza; las cuatro primeras dependen de las decisiones que tomen los líderes de este mundo. Con relación a la última, las fuerzas de a naturaleza, poco o nada podemos hacer frente a su devastadora y caprichosa fuerza.
Estamos a punto de terminar el segundo milenio de nuestro mundo occidental. A finales del primer milenio, europa vivía grandes angustias, miedos y pesimismo respecto de que el fin del mundo sé aproximada. El pensamiento cristiano insinuaba que por los pecados cometidos por el hombre, la corrupción de la iglesia, la interpretación de algunos textos sagrados y otras razones análogas, la humanidad viviría sólo mil años.
A este fenómeno se le llamó milenarismo y fue precisamente por el deterioro y ausencia de valores por lo que se temía el fin del mundo y el juicio final. Imperaba, aunque decadente ya, el corrupto e inhumano feudalismo que a partir del contubernio estado-iglesia, generó una época de desigualdades, epidemias, miedo, muerte y guerra y que fuera la causa de ese depresivo período histórico.
Hoy, al estar finalizando el segundo milenio, aunque no por las mismas razones, existe angustia, incertidumbre, duda y cuestionamiento sobre el futuro de la humanidad.
El gran maestro del espíritu hindú, vivekananda declaró en 1899: “europa está al borde de la erupción de un volcán. ¡A menos que el fuego sea apagado por una ola de espiritualidad, estallará! Y su pensamiento fue profético, pues el siglo xx ha sido testigo de dos devastadoras guerras mundiales, y de más de quinientas luchas fratricidas cuyo último trágico ejemplo es la reciente y sangrienta guerra de la ex yugoeslavia entre servios, croatas, bosnios y musulmanes. Igualmente las guerras en áfrica y la tragedia de chechenia.
Ya muy cerca del siglo xxi, nuestro mundo está especialmente convulsionado, su futuro para nadie es claro, la carrera armamentista se incrementa, la pobreza y el hambre aniquilan a diario a miles de seres humanos, especialmente a niños inocentes, las pruebas nucleares no encuentran alto, el desempleo también se incrementa, las manifestaciones artísticas, particularmente de los jóvenes, más que cultivar el espíritu y responder a la estética, deterioran su gusto y sus valores. Los medios de comunicación manipulan, empobrecen y envilecen a la sociedad, formando sociedades saturadas e individuos vacíos.
En la actualidad, cada año mueren de quince a veinte millones de personas por mal nutrición, y de causas relacionadas con ella; Seiscientos millones están crónicamente hambrientos, y varios miles de millones viven en la pobreza sin techo adecuado, educación o asistencia médica. La situación se ve exacerbada por una población que revienta y añade mil millones de personas cada trece años, que agota los recursos naturales a una velocidad cada vez mayor, afectando el ecosistema de la tierra, incluyendo tal vez el más grande deterioro del entorno, la pérdida de los recursos esenciales para la agricultura. Actualmente se registra un déficit destructivo de riqueza de bosques de más de diecisiete millones de hectáreas en el ámbito mundial.
Téngase presente que entre otros, el problema del hambre, que rebasa los mil millones de seres humanos (de entre los cuales doscientos millones son niños menores de cinco años) cuya calidad nutricional está muy por debajo de las exigencias mínimas es fundamentalmente un problema de distribución y de equidad, es decir, de valores, y no de explosión demográfica o de recursos naturales o tecnológicos. Información generada por la fao, organismos de la organización de naciones unidad, julio de 1996.
La comisión presidencial sobre el hambre mundial, estimó que seis mil millones de dólares anuales, o el valor de cuatro días de gastos militares de la loca carrera armamentista, podían erradicar el hambre del mundo.
En el ámbito de la economía y la industria, algunas empresas han sacralizado los conceptos de calidad, productividad y competitividad en menoscabo de la dignidad, equidad y educación del trabajador o empleado, acompañado este fenómeno de un muy bajo sentido de responsabilidad social y de auténtico compromiso con el cliente o consumidor.
Él diagnostico de estos síntomas autodestructivos y metapatológicos sería interminable. Pero lo más dramático y peligroso es que la mayoría de los líderes que están rigiendo nuestros destinos al final de este milenio, siguen hipnotizados por el poder. La manera en que entienden su papel de líderes responde sólo a sus habilidades y al status, a la jerarquía y poder, ya sea de títulos, nombramientos, armas, dinero, información, sistemas y cualquier otro medio de poder.
Con relación al poder, que puede engrandecer o envilecer a un hombre, a un líder, confucio dijo: “si quieres conocer a un hombre, dale poder”, y recuérdese la elocuente frase de sófocles en su tragedia antigona: “el poder desnuda al hombre”. El gran problema con los líderes que hoy rigen nuestro destino es que aprovechan soberbiamente sus situaciones de poder en beneficio propio. La gran mayoría de ellos en lugar de servir, se sirven.
Como señalé antes, propongo en este libro un “nuevo liderazgo” y un replanteamiento en la formación de líderes a partir de reconocer la necesidad imperiosa de que los dirigentes de fines del segundo milenio y del próximo siglo xxi, lo sean en función de los valores que enarbolen, promuevan, enseñen, nutran y den contenido a su capacidad visionaria, tareas y decisiones, tanto en el ámbito político, como en el empresarial, universitario, social y familiar; nadie escapa a esta necesidad de cambio.
Cultura humanizante y calidad de vida
Necesitamos crear o reforzar una nueva cultura, me atrevo a proponer la expresión o término de “cultura humanizante”, pues mucho de lo que prevalece en nuestro mundo actual es más bien una anticultura, cuyos resultados destructivos y alienantes pueden llamarse perfectamente deshumanizante.
La “cultura” como término análogo a diferentes ciencias como la filosofía, la antropología, la sociología, entre otras, tiene como esencia: unir, integrar, valorar, hacer germinar, cultivar, en una palabra, generar vida. Erich Fromm con su enfoque biofilico señalaba que la cultura es la base del desarrollo psicosocial del hombre. Biofilia significa amor a la vida.
Contrariamente a la cultura, la “anticultura” desune, desintegra, devalúa; desarticula y mata de una manera paulatina, o bien de un solo golpe.
Nuestra civilización en muchas de sus manifestaciones, diría yo en las más importantes, está más bien caracterizada por valores, mejor dicho “antivalores”, hechos e ideas alienantes, y por tanto “anticulturales”, algunos de sus rasgos son el consumismo, la carencia de un desarrollo integral, el desconocimiento de la dignidad de la persona, la injusta distribución de la riqueza que abre cada vez más la brecha entre ricos y pobres. M. K. Gandhi lo señaló con perspicacia y realismo, al decir que nuestro mundo naturalmente es bondadoso y que hay más que suficiente para satisfacer la necesidad de todos, pero no la codicia de todos.
Recordemos que sólo el presupuesto de cuatro días de la carrera armamentista basta para erradicar el hambre en el mundo, y que en los últimos veinte años se han generado más de doscientas cincuenta guerras y hay que llamarles por su nombre: “auténticas luchas fratricidas” en las que nada ni nadie ganó y el único que ja perdido es “el hombre”.
La cultura humanizante, es decir, la verdadera cultura debe crear y mantener las condiciones de vida que permitan al hombre, con base en su dignidad como persona, realizar su potencial y alcanzar su destino natural y espiritual. Esta es la esencia del concepto de “bien común”, el cual como resultado de la cultura humanizante no es una definición que pueda seguir adorando discursos de políticos, empresarios, maestros y textos de estudio, debe ser una realidad tangible que facilite la educación necesaria para que el hombre tome conciencia respecto de su ser y quehacer.
En este sentido Isaac Guzmán Valdivia en su libro humanismo trascendental y desarrollo dice:
“El bien común no es de generación espontánea. Es obra de los hombres que viven en sociedad. El bien común es fruto de la solidaridad social. Pero tampoco debe pensarse que el bien común es una realidad hecha, cuajada, definitiva. Por lo contrario, es algo que se hace continuamente. Es un lograr progresivo que nunca termina.
Además, el bien común no es una abstracción. Es concreto, en el tiempo y en el espacio. Cada sociedad se esfuerza por realizar su bien común, y éste adquiere características y matices que reflejan la manera como el hombre que convive en una época y lugar determinados entienden y realizan su propia existencia.”
Cuando consideramos al bien común desde esta perspectiva existencial hablamos de la cultura de un pueblo, cuya finalidad es facilitar el desarrollo humano individual, grupal e institucional, todo ello para mejorar la calidad de vida del hombre.
La cultura y las condiciones que genera, son la causa que tiene como efecto inmediato el mejoramiento constante de la calidad de vida en todos los órdenes.
La cultura ayuda al hombre a ser consciente de su identidad, tarea, vocación y trascendencia para hacerlo consciente de su existencia misma.
Conciencia es igual a salud, es también educación y liberación. No se podrá lograr el bien de todos si no es a partir de ayudarnos los seres humanos a tomar cada vez más conciencia de nosotros mismos y de nuestro papel como sujetos activos y pasivos, es decir, protagonistas y beneficiados de la cultura humanizante que tanto necesitamos.
El concepto de conciencia implica el medio, la educación, las ideas políticas, la intuición, los valores, las emociones y la filosofía de una persona. Sin embargo, la conciencia es más que todo eso e incluso supera la suma de dichos factores. Es el hombre entero: su mente, corazón y su estilo de vida. A través de ella crea el hombre su vida personal y da así forma a la sociedad en que vive, transformándola en su propio beneficio.
Salud física, psicológica y espiritual
Nuestro mundo, a pesar de su impresionante desarrollo técnico-cientifico y médico en especial, en lugar de facilitar integralmente la salud física, psicológica y espiritual del hombre, más bien la deteriora y desvitaliza.
Los niveles de contaminación del ambiente en las grandes ciudades, el incremento de los niveles de criminalidad, el desempleo y otros signos anticulturales ya señalados, sin darnos cuenta están alterando nuestros tres niveles de salud. Algunos psiquiatras diagnostican neurosis de ansiedad, fobia y depresión debido a los índices contaminantes. El estrés, enfermedad típica de nuestro siglo, genera cada vez más cuadros clínicos psicosomáticos y somatopsíquicos que aunque algunos sean curables, la mayor parte se hacen crónicos y de consecuencias irreversibles.
Al hombre de este siglo XX le ha tocado vivir la mayor parte de los cambios tecnológicos y sociales más profundos y extensos, desde el retorno a la meditación y a una espiritualidad más profunda, hasta una preparación especializada y altamente sofisticada. Le ha tocado ver el nacimiento, desarrollo y ocaso de diversos regímenes políticos e ideologías socioeconómicas. Nuestro hombre ha vivido los sentimientos más elevados de grandeza y prepotencia, basados éstos en los descubrimientos científicos y tecnológicos y se ha visto también sumido en la desesperación e impotencia de sus propios límites y sus posibilidades de autodestrucción. Se ha enfrentado también, ante sus valores, el cambio y la clarificación que de ellos se plantea dada la dinámica y vivencias que a diario cuestionan su congruencia entre el pensar, sentir, decir y actuar.
En gran peligro al que nos enfrentamos todos, individuos, familias y organizaciones son a perder la propia identidad y el sentido de la vida; es decir, a caer en la enajenación que nos hace vivir lo que no queremos o no somos: objetos de la propaganda, las modas sociales y los valores huecos. Dejamos de vivir: el afecto y el compromiso humano, el gozo de la naturaleza, de la belleza y la búsqueda de la verdad y nos dejamos llevar por las formas exteriores del poder económico, social y de status. Todas estas formas distintas de enajenación en las que el valor y la dignidad de la persona pierden el centro de la escala valorativa, resultan en el hecho dramático de que a cada momento el hombre se aparte de su destino.
La alienación, es decir, la distorsión de mi centro, de mi “yo” y de mi realización lleva al “vacío existencial” y a la muerte en vida.
Aunque de este síndrome caben innumerables ejemplos cotidianos, desde la señora ama de casa que se enajena en la tienda de autoservicio al ser bombardeada y manipulada por la publicidad de la sociedad de consumo, hasta los casos de personas manipuladas en grandes centros y eventos de enajenación masiva. Dentro del tema de la “frustración existencial” quiero citar el siguiente caso que señala Viktor Frankl:
Conozco un paciente que era el exponente más típico de “enfermedad de manager” que jamas haya encontrado en mi vida. Se notaba a primera vista que trabajaba hasta matarse. Por fin, pudo ponerse en claro la razón que le impulsaba a entregarse con tal pasión al trabajo, hasta el límite del agotamiento: era, desde luego, bastante rico y tenía incluso una avioneta particular. Pero confesó que había cifrado toda su ambición en poder ser propietario de un avión a reacción, en vez de aquella avioneta vulgar y corriente.
La búsqueda del centro y salud psicológica y espiritual en el ámbito personal, familiar y organizacional, ha dado origen a diversos movimientos que han hecho renacer los intereses por lo auténticamente humano, como el autoconocimiento, la meditación la vida emocional trascendente, y la relación mente-cuerpo. Ejemplo de esto es la psicología humanista en la que encontramos la bioenergética y la gestalt, la logoterapia, así como la psicología transpersonal más recientemente.
En un intento de buena fe, de búsqueda, pero poco consistente, el hombre occidental está buscando y se ha refugiado en las enseñanzas y prácticas milenarias que principalmente la india y china han aportado para la búsqueda y consolidación de la salud, entre otras: el yoga, el taoísmo, el zen, el sufismo, la meditación, el ayuno y la dieta, el vegetarianismo, el tai chi, y otras de gran valor y probada eficacia.
Pero lo más importante es que la salud psicológica, que tiene como fin la felicidad en nuestra vida y la salud espiritual, que tiene como causa y fin darle un sentido trascendente a nuestra vida y trabajo, no son posible de lograrse a plenitud y para todos en nuestro mundo.
Es por ello que Viktor Frankl ha escrito su obra con títulos como: “ante el vacío existencial” y “el hombre en búsqueda de sentido”. Erice Forma en su magnífico libro “tener o ser”, señala que el hombre de hoy tiene anestesiada su conciencia y alterada la escala de valores, lo que significa una importante incapacidad para amar. La ya mencionada psicología de los últimos años, llamada “transpersonal”, tiene como tema fundamental el estudio del espíritu como lo más valioso y auténticamente humano, incursionando en la investigación psicológica de los estados de conciencia y de las experiencias trascendentes, que hasta ahora eran ámbitos reservados a la religión y a la filosofía.
La enfermedad o enajenación del hombre moderno en sus tres niveles: físico, psicológico y espiritual y su conciencia de frustración le ha llevado a la búsqueda de un crecimiento interior y una verdadera espiritualidad.
Hay un acercamiento cada vez mayor del budismo, taoísmo y otras doctrinas y prácticas espirituales de oriente, principalmente hindúes. Particularmente a finales del siglo XX, el pensamiento occidental se torna inquieto e inseguro respecto de su propia finalidad en un mundo lleno de incoherencias y dudas, y no osa valerse de una superioridad material que al parecer se vuelve contra él. La confrontación entre el pensamiento occidental y el oriental se sitúa principalmente en otro plano, el de la búsqueda y encuentro interior de los valores y el espíritu. El pensamiento oriental parece estar en condiciones de aportar un complemento de espiritualidad a nuestra civilización, que sólo sabe crear riquezas materiales que empobrecen el alma y el espíritu humano.
Las filosofías y prácticas orientales, señaladas antes, han enseñado que el hombre antes que nada es un ser espiritual llamado a un destino trascendente, que el mundo occidental no ha podido presentar congruentemente. Entre otros, uno de los pensadores que han traído a occidente el pensamiento védico es Allan Wats quien en uno de sus libros ha señalado cómo en occidente el verdadero tabú que nos lleva a la enajenación es el desconocimiento del “sí mismo”. Si acaso, la mayor aportación del pensamiento y práctica orientales es aquella que nos permite un conocimiento profundo y trascendente de nuestra identidad y razón de existir. Zuzuki y Fromm en un intento integrador muestran las diversas maneras de acercarse a vivir la realidad entre el occidente y el oriente.
Un “nuevo hombre”
Los modelos humanistas que proponen cambios sociales, nuevas estructuras y nuevos modelos de organización humano-laboral, serán posibles en la medida en que podamos todos crear un “nuevo hombre”, un hombre capaz de conocerse, de buscar permanentemente el mejoramiento de su salud física, psicológica y espiritual, que no tenga anestesiada su conciencia, que tenga una gran capacidad de aprendizaje y de cambio, que su quehacer en la vida lo juzgue a través de la calidad y productividad y que planifique su vida a futuro, teniendo así una concepción proactiva preparando el mañana con base en su presente y en su pasado. Éste es el hombre que necesitamos para las próximas décadas y en especial para las necesidades que el mundo actual reclama desesperadamente.
Este hombre, que será protagonista del próximo siglo, debe tener una nueva filosofía de vida, una nueva concepción del mundo y de las relaciones humanas que le permitan vivir auténticamente como ser humano, dando y recibiendo y de esta manera colaborando para el desarrollo integral de la sociedad del futuro.
No encuentro mejor manera de presentar las características de este “nuevo hombre” que la que hace erich fromm:
“la función de la sociedad nueva es alentar el surgimiento de un hombre nuevo, ser cuya estructura de carácter tendrá las siguientes cualidades:
Amar y respetar la vida en todas sus manifestaciones, sabiendo que no es sagrada la cosa ni el poder, ni lo que está muerto, sino la vida y todo lo que contribuye a su desarrollo.
Sentir seguridad, tener un sentimiento de identidad y confianza basados en la fe de lo que uno es, en la necesidad de relacionarse, interesarse, amar, solidarizarse con el mundo que nos rodea, en vez de basarse en el deseo de tener, poseer, dominar al mundo, y así volverse esclavo de sus posesiones.
Sentir la alegría que causa dar y compartir, y no acumular y explotar.
Tratar de reducir en la mayor medida posible la codicia, el odio y los engaños.
Vivir sin adorar ídolos y sin engaños, porque se ha alcanzado una situación en que no se requieren engaños.
Desarrollar la capacidad de servicio y el pensamiento crítico.
Hacer del pleno desarrollo de sí mismo y del prójimo la meta suprema de vivir.
Saber que para alcanzar esta meta, es necesario la disciplina y respetar la realidad.
Desarrollar la imaginación, no para escapar de as circunstancias intolerables, sino para anticipar las posibilidades reales, como medio para suprimir las circunstancias intolerables.
No engañar, pero tampoco dejarnos engañar por los otros; se puede admitir ser llamado inocente, pero no ingenuo.
Percibir la unión con la vida, y por consiguiente renunciar a la meta de conquistar la naturaleza, someterla, explotarla, violarla, destruirla, y en vez de esto tratar de comprender y cooperar con la naturaleza.
Gozar de una libertad no arbitraria, sino que ofrezca la posibilidad de ser uno mismo, y no un atado de ambiciones, sino una estructura delicadamente equilibrada que en todo momento se enfrenta a la alternativa de desarrollarse o decaer, vivir o morir.
Saber que el mal y la destrucción son consecuencias necesarias de no desarrollarse.
Ser feliz en el proceso de vivir cada día más, sin importar el avance que el destino nos permita alcanzar, porque vivir tan plenamente como se puede, resulta tan satisfactorio que es difícil preocuparse por lo que uno logra o no”.
En esta forma tan sencilla y profunda de concebir el nuevo hombre, erich fromm plantea claramente el gran reto para los líderes de la sociedad mundial, pues serán las condiciones educativas, económicas y de desarrollo humano-social de hoy y de mañana las que permitirán que este renovado ser humano sea una realidad en este mundo.
Para salvar a nuestro mundo reivindicando la dignidad humano-social y promoviendo a este hombre nuevo, ¿qué tipo de líderes y valores necesitamos? ¿cuál es
Su perfil? ¿Cuál su código ético?.
Capitulo 2
Perfil y valores del líder
¿Quién es un líder?
Esta pregunta siempre estará vigente. Considero imperativo profundizar en la esencia del liderazgo a través de la actuación de los líderes. De manera sintética “ser líder es influir en otros para el logro de un fin valioso”. Las dos palabras clave de esta definición son: “influir” y “fin valioso”. Influencia es la energía y el proceso que según kurt lewin, moviliza, es decir, motiva a otros para la realización comprometida de una tarea u objetivo.
“Fin valioso” significa que el objetivo a lograr ha de tener un contenido ético que beneficie al grupo cualquiera que éste sea. Por ello, debemos diferenciar entre “líder” y “anti-líder” o “pseudo-líder”. El primero persigue un fin valioso, positivo, evolutivo, de beneficio común; el segundo, el anti-íder, es aquel que persigue o logra un fin anti-ético, anti-humano, es decir, egoísta, negativo, involutivo y destructivo.
En esta línea de pensamiento, david cáseres en su interesante libro sobre liderazgo dice:
Los líderes que no han respetado los derechos humanos universales a la larga destruyeron a sus propios países y a otros. Estos hombres poseyeron cualidades extraordinarias para influir y lograr sus propias metas o las de los grupos fanatizados. Podemos admitir sus habilidades o cualidades para convencer, para controlar, para organizar; podemos reconocer su fuerza personal y social y muchos atributos y conductas específicas más; pero en el marco de nuestro análisis resultan ser líderes desviados y bizarros que se han caracterizado por su patología y capacidad destructiva.
Desde luego, no queremos decir que los líderes tienen que ser necesariamente santos o héroes. El hombre normal, es líder humano posee cualidades y defectos, se equivoca, comete errores; pero su orientación y su actuación están dirigidas a la construcción de sí mismo, de sus semejantes y de su mundo.
Volviendo al concepto de influencia es necesario debar el paradigma generalizado de definir, asociar, analigar y por ello, confundir al fenómeno de liderazgo, con la jerarquía, el poder, el título y la autoridad que lo conforma o que de ellos deriva. Estos elementos son sólo complementarios a la capacidad de influencia a positiva que todo líder ejerce frente a otros, en este sentido, la fórmula es:
--si hay influencia positiva, hay liderazgo, aunque no haya jerarquía, título o poder.
--sí hay jerarquía, título o poder, y no hay influencia positiva, en estricto rigo no hay liderazgo.
--si hay influencia positiva y ademas hay jerarquía, título o poder, el fenómeno de liderazgo es de mayor fuerza, complitud y resultado.
Gandhi es un excelente ejemplo para confirmar que el liderazgo es esencialmente la capacidad de influir positivamente. El mahatma nunca ostentó una posición de jerarquía, título o poder formal. No fue primer ministro, presidente del partido, virrey o representante formal de su pueblo, sin embargo, fue tal su influencia que no sólo liberó a la india y detuvo la voracidad del imperio britanico, sino que es reconicido ampliamente como el líder del siglo xx
Influencia y carisma
Dentro de las múltiples características con las que se han integrado el perfil de actuación de un líder, este su carisma. Este termino y atributo ha sido inclusive parte integrante del título de algunos libros. Pues bien, el sentido del carisma se ha apartado mucho de la verdad que entraña la esencia de su concepto y aplicación. El vocablo carisma viene del griego khrisma y significa en su sentido etimológico e histórico, particularmente en la historia de las religiones, el conjunto de talentos, dones, fuerzas y recursos otorgados por la divinidad ha una persona, y que deben de ser ejercidos para influir (positivamente) en el bien de los demas y no para utilizarlos en beneficio o provecho personal.
Esta concepción marca una distancia abismal entre la esencia del carisma y la noción, aplicación y enseñanza que se ha dado de ella, desvirtuandose su sentido real y original. Se ha malentendido por c
Carisma: un halo de personalidad subyugante, de fuerza, belleza, poder, y capacidad de oratoria publirrelacionistas, etc., Significado todo ello una fórmula errónea que incrementaba el narcismo de quien ostenta oha recibido dones.
Ser carismatico signica ordear y utizar con verdadero compromiso y autenticidad todos los atributos, talentos y recursso en beneficio y para el crecimiento de otros, es por ello que tambien que la etimológia de autoridad en latín significa permitir que crezca, dejar de crecer.
La simbolización y trascendencia de este concepto no encuentra más bella formulación que la de la parabola de los talentos en el nuevo testamento.
Es muy importante mencionar que el liderazgo no es la manipulación, inducción, coacción física o moral o condicionamiento, lo que implícaria atentar contra la libertad de opción de una persona o grupo.
El signifiacdo de influencia es una clave y tienen una lista importante de acciones conductas y actitudes, que son la esencia misma del proceso de liderazgo y la posibilidad de encauzar y ordenar los atributos y talentos carismaticos en las relaciones entre el líder y sus seguidores.
Amar empatizar
Respetar comprometerse
Delegar y dejar de hacer sembar
Inspirar tener fe
Valorar diriguir
Escuchar generar vida
Educar dar
Vitalizar compartir
Ser firme cuidar la naturaleza
Motivar recibir
Modificar y construir encauzar
Reconocer y premiar buscar y encontrar
Unir visualizar
Persuadir extraer
Estar presente, visible negociar y buscar acuerdo
Interactuar cambiar y transformar
Lograr que se haga modelar, servir de ejemplo
Exigir comunicar e informar
Valores escenciales en el perfil del lider
Desde el origen del hombre, es decir, desde los albores de la historia, el ser humano ha tenido la preocupación y capacidad natural para diferenciar entre el bien y el mal, entre lo que es bueno, placentero y constructivo, y lo que es malo, nocivo y destructivo.
En occidente, la transformación del conocimiento no racional y no científico al conocimiento racional, científico y sistemático se debe a los griegos. La conciencia del “deber ser” se analiza y sistematiza a partir de las primeras reflexiones éticas y metafísicas. Tales de mileto inicia este camino seguido de muchos grandes sabios y pensadores, culminando con sócrates, platón y aristóteles. Los griegos formaron un cuerpo de doctrina que, basado en las esencias y primeros principios del ser, llamaron “filosofía”, siendo parte fundamental de ella la ética que tiene como objeto de estudio la conducta humana, los valores y sus consecuencias.
Parte importante de la filosofía y metafísica es la axiología, que significa el estudio o tratado de los valores. Valor es un concepto analógico que se aplica con referencia a una necesidad y atracción hacia el bien. Un valor sólo puede existir en un ser libre, esto es, debe ser volitivamente aceptado y vivido.
Aunque existen valores universales como los que se señalan más adelante en las diez categorías de la gráfica, los valores también tienen la característica de ser flexibles y modificables en cuanto a su aplicación en función de las necesidades de los grupos que los proclaman.
Los valores, considerados en una perspectiva antropológica, representan las normas, principios y significados ideales de comportamiento sobre los que descansa la cultura como un modelo de vida integrado. En este sentido, los valores dicen algo de lo que el grupo es y de lo que quiere y debe ser. En los valores, consciente o inconscientemente, se refleja el modo como se desea vivir por considerarlo como el que más sentido y significado posee en relación con la realización humana del grupo y de los individuos dentro de él.
En este sentido el estudio de los valores tiene una doble dimensión: la ética universal por un lado, y la ética fenomenológica que varía con el tiempo, espacio y necesidades específicas de los grupos sociales por el otro. Por ejemplo, los valores de honestidad y respeto se consideran en una categoría universal, es decir, no se ven alterados en su esencia por las condiciones espacio-temporales. La productividad, la calidad y la capacitación, en tanto son estimadas, definidas y promulgadas como valores de una empresa concreta o como un ideal a lograr, así serán aceptadas y compartidas.
Desde un ángulo sociológico, jurídico, psicológico, fenomenológico e histórico, un valor lo es en tanto que la comunidad o grupo así lo defina. En este sentido, todo valor responde a un significado ético que cosmovisión y un éticos, es decir, una ética o moral.
Los valores son los cimientos de toda cultura, son los principio de acción con un necesario contenido ético que anima él “debe ser” en la vida social, en su búsqueda de lograr el ya repetido “bien común” que implica el mejoramiento sistemático de la calidad de vida, construyéndose así la trascendencia de los destinos humanos-sociales.
Los valores existen en todo tipo de comunidad o grupo humano: en una pareja, en la familia, en el grupo deportivo o religioso, en el municipio, en la escuela, en la universidad, en la empresa y en un pueblo, estado o país.
Peter drucker, el gran consultor y gurú de la administración y economía modernas, cuyo prestigio y sabiduría es reconocida mundialmente dice:
El problema creado por la penetración del conocimiento científico en el corazón de la existencia humana no es político. Es espiritual y metafísico. Lo que necesitamos es un retorno a los valores espirituales y a la religión.
La sociedad necesita volver a los valores espirituales no para neutralizar lo material, sino para hacerlo plenamente productivo. Por muy remota que sea su realización en la gran masa de la humanidad, existe hoy la promesa de abundancia material, o al menos de suficiencia material.
La humanidad necesita volver a los valores espirituales porque necesita compasión. Necesita la honda experiencia de que él tú y él yo son uno, en lo cual coinciden las religiones superiores. Sólo la compasión puede salvar.
El individuo necesita volver a los valores espirituales, porque en la situación humana de hoy sólo puede sobrevivir si reafirma que el hombre no es simplemente un ser biológico y psicológico, sino también un ser espiritual, es decir, una criatura, y que existen gracias a su creador y está sujeta a “él”.
Educación y valores: la declaración para la educación de la unesco de 1973, establece que la educación del hombre moderno está considerada en un gran número de países como problema de excepcional dificultad, y en todos, sin excepción, como tarea de la más alta importancia y prioridad. Por tanto, constituye la educación un tema capital, de envergadura universal, para todos los líderes que se preocupan de mejorar el mundo de hoy y preparar el de mañana. Las universidades analizan la manera en que la ciencia responde a la pregunta ¿por qué? Buscando el valor de la verdad; y la tecnología responde a la pregunta ¿cómo? Buscando el valor de la utilidad. Los valores con un contenido ético responde a la pregunta ¿por qué?. Y buscan enseñar y exigir él “deber ser”. Enseñar para el bienestar en la vida es la preocupación de la educación en los valores y el reto de los líderes en todo ámbito social.
La transmisión de valores también se lleva a cabo de una manera informal mediante la cultura y comportamiento en la familia, institución, escuela, universidad, empresa y nación, es decir, todo aquello que concurre en la vida, no sólo la enseñanza académica de una temática axiológica sino la vivencia real de esos valores, que es otra forma de enseñar.
Habilidades de liderazgo y valores
Hoy equivocadamente se hace demasiado énfasis en la relevancia de las habilidades y talentos, los llamados “skills” de los líderes, como lo esencial de su perfil para definirlos como tales. De hecho el casi 100% de los programas educativos universitarios (carreras, posgrados, diplomados y especializaciones) y los seminarios cerrados o abiertos destinados a “formar” ejecutivos de distintos niveles organizacionales, se preocupan fundamentalmente de lo mismo, sus programas, inclusive, así se llaman: “desarrollo de habilidades directivas, gerenciales o de liderazgo”. Por habilidades humano técnicas entendemos enunciativamente las siguientes:
Diez categorías de valores humanos
1. Religiosos amor a dios, amor al hombre, compasión, sacrificio, perdón, oración,
Misticismo.
2. Ético-morales el bien, la igualdad. El respeto, la honestidad, la libertad, el compromiso, la
Lealtad y la fidelidad.
3. Jurídicos la justicia, la seguridad jurídica, la equidad y el bien común.
4. Socio-políticos la libertad, la paz, la solidaridad, la subsidiariedad, el consenso, la democracia
Y el bien común.
5. Familiares la integración, el amor filial, fraternal, conyugal y el apoyo mutuo.
6. Educativos el conocimiento, la liberación, la autoconciencia, la formación e información, él
Crecimiento y desarrollo humano y la comunicación.
7. Estéticos la belleza, la armonía, la comunicación y la libre expresión.
8. Científicos la verdad, la investigación, la interpretación, el registro y la investigación.
9. Históricos la objetividad, la certeza, la interpretación, el registro y a investigación.
10. Organizacionales la productividad, la calidad, la capacitación, el servicio, la rentabilidad, la
Responsabilidad social, la seguridad en el empleo y la seguridad industrial e
Higiene.
Comunicación y manejo de información.
Trabajo en equipo y manejo de juntas.
Análisis de problemas y toma de decisiones.
Negociación y manejo de conflicto.
Delegación y “empowerment”.
Motivación y reconocimiento.
Capacitación y desarrollo.
Sistemas de información.
Manejo de sistemas computarizados (pc/internet).
Creatividad e innovación.
Selección y evaluación.
idiomas: cuando menos un segundo idioma.
Que las habilidades son importantes, nadie lo duda y los líderes deben tenerlas y desarrollarlas, sin embargo, una exigencia filosófica señala que todas las habilidades y talentos tienen carácter instrumental, esto es, son medios para lograr fines. Todos los fines, en congruencia con los esquemas axiológicos deben tener un contenido ético-valorativo, es decir, deben ser fines que persigan valores a través de los cuales se logre el bienestar del hombre individual y socialmente considerado y sólo de esa manera lograr la verdadera productividad y hacer posible el bien común. (Ver más adelante el concepto productividad integral).
Por ello, la formación fundamental, verdaderamente esencial y trascendente de todo líder está en su código ético, es decir, en la orientación, uso y destino que dé al manejo de sus habilidades: toma de decisiones, ¿para qué? ; Uso de la información, ¿para qué? ; Negociación, motivación y capacitación del personal, ¿con qué fin? ; Trabajo en equipo, ¿para lograr que fines o beneficios?.
Sin menoscabo de la seriedad temática, deseo en un intento de safari intelectual, referirme a la figura de tarzán.
Este personaje mítico y por tanto atractivo e interesante, ha sido para nuestro mundo occidental un muy claro ejemplo de la tesis que sustento en este libro.
Tarzán sin duda es un líder, un héroe que ha fascinado e influido en chicos y grandes con sus fantásticas aventuras. En realidad, su creador (edgar rice burroughs, autor de novelas) supo crear tantas situaciones heroicas alrededor de este personaje, que han sido plasmadas en cuentos, novelas, películas y sobre todo en la fantasía de ficción-heroica de las más sanas que conocemos, pues está encarnada en la naturaleza y vida animal del áfrica.
Paginas 33, 34 y 35
Honestidad
Honestidad es integridad, es libertad. Él termino honestidad se encuentra en los directorios diversos términos con significados y contenidos éticos equivalentes.
Algunos de ellos son: verdadero, sincero, confiable, respetuoso de sí mismo, del otro y del mundo. Tambien figuran como sinónimos: justo, leal, limpio, integro y en nuestro reciente vocabulario: transparente.
Los elementos contrarios de honestidad son: el robo, la corrupción, la falsedad, la mentira, el fraude, la deslealtad y el ocultismo de la verdad o de la información.
Ser honesto es capaz de amar y de construir, de ser libre a través de la verdad y la integridad. La honestidad implica amor a los demás, pero sobre todo amor a sí mismo, en términos de tranquilidad y paz interna.
El amor de sí mismo encuentra su plenitud en la entrega a los demás y esta requiere necesariamente de una conducta honesta en términos absolutos, desde luego, otra consecuencia implícita de la conducta honesta es la felicidad, la transcendencia y la salvación.
¿Cómo podemos ser honestos con los demás, si no lo somos primero con nosotros mismos?
Un líder solo le da cunetas a sí mismo. Si no asumimos que nosotros somos nuestro juez, hemos dejado nuestra libertad en las manos de los demás. Esta es nuestra fuerza, nuestra libertad; la capacidad de decir: “quiero”, con ese acto, con esa palabra empieza el liderazgo honesto.
La fuerza interior de la honestidad es la que nos permite luchar contra la mentira, contra los obstáculos, la que nos obliga a enfrentar las dificultades. Liderazgo es libertad. Liderazgo es decisión. Liderazgo es firmeza. Liderazgo es honestidad.
Un lider debe distinguirse por su integridad. Siempre habla y actua con la verdad, y la verdad esta presente en él en todo momento y en todo lugar. Esa honestidad mental que caracteriza a los triunfadores, es el magneto natural que el lider emplea sin proponerselo para atraer a sus seguidores, porque todos buscamos siempre la verdad.
Humildad y sacrificio
Otro de los valores y virtudes más dificiles de encontrar no solo en los lideres, sino en cualquier ser humano, es la humildad, que podemos llamarle tambien modestia y “sencillez de espiritu”.
Ser humilde significa, tener una alta autoestima y un fuerte y sano autoconcepto
La humildad requiere de fortaleza de espiritu, de grandeza. Hablando de liderazgo, cuya tarea implica amor, entrega, desinteres y vocacion de servicio, la soberania, la vanagloria y el narcisismo no tienen cavidad alguna. En todo lider la conciencia y autoconfesion de las debilidades, limites y areas de crecimiento en todos los planos, ahora llamadas “areas de oportunidad”, demandan como primer requisito una gran capacidad de autocritica, de madurez, sinceridad y fortaleza, y por lo tanto de humildad.
El lider no se engrandecera a sí mismo. Guarda un concepto modesto de su persona porque sabe que esta sirviendo a fines y motivos superiores. Es humilde porque reconoce que la vida, sus sueños y su fuerza son un regalo. En este sentido, todo lider debe buscar ser fiel a su mandato y a su voz interior.
Vivir humildemente, en una palabra, sinifica tener la conciencia de creatura en la relacion con el creador.
El sacrificio se encuentra presente en toda labor de autentico liderazgo.
Se entiende el término sacrificio en el sentido de entrega, de la capacidad humana de autolimitarse, e inclusive, inmolarse en función de una causa, valor, principio ó anhelo.
La palabra sacrificio tiene su origen etimológico en el término latino sacrificium, que significa “acto de ofrendar, de darse en homenaje”, “ acto de autolimitarse vehementemente, inspirado por el amor a otros”.
Es importante aclarar que no se trata del sacrificio como ofrenda o víctima expiatoria o propiciatoria en su sentido ritual-religioso, ni tampoco de la enferma, autodestructiva y estéril conducta de abnegación (que significa negación absoluta de mí mismo).
El sacrificio al que está llamado todo líder significa una actitud y conducta libre, generosa, constructiva y un sentido trascendente.
Los líderes debemos “entregar” o “sacrificar” en aras de un bien mayor, nuestro tiempo, gustos, dinero, propiedades, ingresos y en algunos casos como lo demuestra la historia, hasta la vida misma.
Algunos sencillos ejemplos son los siguientes: si los padres no sacrificamos nuestro tiempo para ayudar a los hijos a hacer la tarea, no somos buenos padres y líderes de la familia. Si los supervisores, jefes, gerentes y directores no sacrifican su tiempo y otros recursos en beneficio de sus seguidores, no son líderes auténticos. Si los políticos y gobernantes no sacrifican sus intereses personales, gustos y privilegios en beneficio de los gobernados, no son buenos líderes.
Es también importante clarificar que el sacrificio no es una cuenta por cobrar. La decisión libre, sin condiciones, transcendentes, que fundamenta la actitud, sentimiento y conducta del sacrificante, no implica o permite la búsqueda de una compensación a cobro que niega en lo fundamental el acto libre y voluntario de sacrificarse.
Equidad y justicia
El hecho trágico de que la brecha entre ricos y pobres se abre cada vez más, mantiene en permanente tensión, miedo, defensividad y odio a nuestro mundo.
Muchos grandes pensadores han dicho en términos más o menos semejantes, que la mayor agresión de todas las posibles, es la pobreza y todas sus consecuencias. Pues bien, aquí está el reto para los futuros líderes: crear un mundo más justo.
Es obligación humana darle al hombre lo que es “suyo”, lo que le corresponde: he aquí el fundamento en el que se basa toda justa ordenación sobre la tierra. Toda injusticia significa, en cambio, que le es retenido o quitado al hombre lo que es suyo, y que le es quitado o retenido no por la desgracia, la mala cosecha, el fuego o el terremoto, sino por la acción humana individual o institucional.
La justicia y la equidad han sido a lo largo de la historia dos valores cuya ausencia ha generado grandes diferencias, conflictos, revoluciones y dicotomías entre individuos, familias, sindicatos, empresas y naciones. Ciertamente, los hechos injustos y las iniquidades han sido generadores de los más grandes problemas que hemos experimentado los seres humanos: guerras, hambre, explotación, discriminación, etc.
La justicia es un valor, un criterio ético y el fin propio e inmediato del derecho positivo, cuyo fundamento racional y axiológico es el derecho natural.
La justicia, según Ulpiano y en su formulación clásica romana es: “la constante y perpetua voluntad de dar a cada cual lo suyo”
En nuestro mundo occidental, el concepto de los suyos. El suum cuique, ha sido tema de profundas reflexiones e ideologías por parte de la filosofía jurídica y de la ciencia política, así como de la economía. Y esto ha sido porque el concepto de propiedad que implica “lo suyo de cada cual”, ha generado no sólo desde Marx, sino desde los griegos, pasando por la Europa medieval y hasta nuestros días, dos grandes enfoques: El individualista (liberal – capitalista) y el colectivista (comunista – socialista).
La justicia es el criterio ético que nos obliga a dar al prójimo lo que se le debe conforme a las exigencias oncológicas de su naturaleza, en orden a su subsistencia y perfeccionamiento indiviadual y social. Criterio ético, porque se trata de un principio destinado a dirigir obligatoriamente la acción humana. Criterio que nos manda dar, atribuir o reconocer a todo ser humano lo que se le debe dé acuerdo con su naturaleza y dignidad personal, que son esenciales al ser humano, y que por esto miso excluye reacionalmente toda discriminación en el trato a nuestros semejantes sin razón objetiva suficiente.
Importa subrayar este fundamento ontológico del criterio de la justicia que ya encontramos implicito en la definición de ulpiano que habla de dar a cada cual lo suyo; pues si bien es cierto que el suyo se determina muchas veces por el derecho positivo, éste a su vez se inspira en el derecho natural que tiene un fundamento ontológico.
¿ Por qué justicia y equidad? ¿ Son sinónimos? Muchas veces se utilizan estos dos valores como sinónimos, aunque en realidad no lo son. La justicia, ya quedó señalado, es la voluntad y el hecho de dar a cada qien lo suyo. La equidad es un valor y virtud superior a la justicia, pues integra a dos virtudes cardinales: la justicia y la prudencia,
Así pues, la equidad es el criterio racional que exige una aplicación prudente de las normas juridicas al caso concreto, tomando en cuenta todas las circunstancias particulares del mismo. Con miras a asegurar que el espíritu del derecho, sus fines esenciales y sus principios supremos, prevalezcan sobre las exigencias de la tecnica juridica ¿ el robo por hambre debe ser castigado? ¿ La legislación fiscal debe basarse en el principio de la proporción ideal?
Recogiendo el pensamiento de platón, cabe dividir la justicia – siempre como criterio racionall -, en individual y social; pues para él la justicia no representa un valor exclusivamente social, sino también una regla o medida de la conducta estrictamente individual, que regula la armonía entre las tres distintas partes o potencias del alma.
Así pues, en tanto que la justicia individual ordena los actos de los hombres al bien personal, la justicia social ordena sus acciones al bien común “cada uno de nuestros actos, dice santo tomás de aquino, aún aquellos que tienen por objeto nuestro bien personal, pueden ser puesto en relación con el bien común; Y tiene por tanto un alcance social. Puede y debe ser realizado en vista del bien común, al mismo tiempo que en vista de nuestro bien propio: y es bajo esta condición como el acto adquiere todo su valor moral, ya que satisface a la virtud particular que lo rige, y a la justicia social”.
No es el caso profundizar mayormente en el concepto y trascendencia de estos valores y virtudes necesarias para la futura paz del mundo. Lo importante es dejar claro que buscar y lograr un mundo cada vez mas justo, es hoy más que nunca uno de los grandes retos de los líderes que habrán de regir los destinos de la humanidad en el próximo siglo xxi.
Educacion
Ser líder es ser educador. La educación es diálogo, es relación interpersonal.
Derivada de mi aprendizaje y experiencia profesional, he llegado a la conclusión de que uno de los valores, atributos y características más importantes del perfil de todo líder es ser educador, pues la educación es la base del crecimiento y realización humana.
Patriotismo
El patriotismo es otro valor y otra forma de amar que deriva de un sentimiento de identidad, pertenencia y servicio a la comunidad, país y nación a la que pertenecemos, es decir, la patria.
El sentimiento patriótico resalta y contiene símbolos, anhelos, pasiones, nostalgia, sacrificios, heroismos y momentos épicos que han inspirado grandes etapas históricas y bellas obras de arte.. Religión, libertad, independencia, educación, soberanía y desarrollo son conceptos contenidos en toda actividad y actitud patrióticas.
Los vocablos patria, patriota y patriotismo, encuentran su origen etimológico en el latín pater-patris, que significa padre. De igual forma, patria tiene también su origen analógico en el termino mater, que significa madre, el cual alude a un concepto y símbolo femenino que explica los términos: madre patria y tierra mÍa. Especialmente para los pueblos latinos, la patria es representada por una mujer, por una madre. De cualquier manera, tanto en lo masculino, como en lo femenino, la patria como concepto y realidad se refiere a una relación afectiva y directa con los orígenes, con el hogar, con la tribu, con los padres y los hermanos, con la tierra y las raíces.
Pero lo más importante de este valor es la dimensión del compromiso humano-social que es la esencia misma del fenómeno patriótico. Es decir, la patria supone a mi hermano, al paisano, al otro, a aquel con quien comparto mis orígenes y terruño y para quien debo servicio, solidaridad y responsabilidad. Los romanos llamaron patricio a aquel noble ciudadano que cumplía con los deberes cívicos.
En tanto mayores sean las posibilidades de influencia moral, intelectual, económica, política o cualquier otra, en esa misma medida deberán ser los compromisos frente a la patria.
Aunque hay valores y conductas que comprenden el sentimiento patriótico pues está implícito en ellos, como el amor, la honestidad, la fraternidad, la solidaridad, la subsidariedad y otros, no deja de ser el patriotismo una vivencia, un deber, una emoción y comportamiento único y propio de todo ser humano sano, maduro, responsable y comprometido con los demás.
Tan es el patriotismo un concepto con identidad propia, que los símbolos patrios -bandera, himno y escudo nacionales, tienen un significado único e insustituible sólo para aquellos a quien pertenecen.
Experiencias actuales me han llevado a resaltar la relevancia de este valor en la conducta de todo líder, tanto de la esfera pública, como privada y de cualquier sector social, pues los innumerables ejemplos que minan y destruyen la soberanía, la integridad, la economía y el nombre de la patria, proliferan por todos los lados.
Actitudes y acciones contrarias al sentimiento y actuación patriótica son: la corrupción, el abuso, el fanatismo, el peculado y la propia "traición a la patria", que son conductas, que además de estar tipìficadas en las legislaciones penales, confrontan y obligan a reconsiderar la responsabilidad de que todo hombre y mujer tenemos para el engrandecimiento de nuestra patria, la que nos modeló por entero, al golpe cadencioso de las hachas, entre risas y gritos de muchachas y pájaros de oficio carpintero.".
Para que el sentimiento y la vivencia patriótica sea una realidad, se requiere de una educación temprana, tanto en la familia como en la escuela. La empresa y toda institución social también están involucradas en enriquecer este valor. Pero en tanto que la patria pertenece a una dimensión socio-politica, el papel y actuación de los lideres- gobernantes y su ejemplo o modelaje, resulta fundamental para el fortalecimiento de las actitudes t conductas de los gobernados. He aquí otro gran reto para los actuales y futuros lideres.
En búsqueda de valores hacia una ética
Mundial para el siglo XXI
En búsqueda de valores hacia una ética mundial para el siglo xxi
Es hasta el siglo xx que se dan los primeros esfuerzos para que la humanidad cuente con normas, valores y derechos humanos de consenso y valor universal.
La comunidad de naciones y la onu, después de las dos guerras mundiales, dieron a la luz la “declaración universal de derechos humanos”, que en sus “recomendaciones”, contiene principios etico-juridicos de valor universal, pues no se trata de un derecho positivo internacional con obligatoriedad y coercitividad para los estados miembros.
Con gran gusto, a lo largo de la información que pude recabar para este libro, conocí las conclusiones de una importante reunión de intelectuales y científicos alemanes con relación a sus preocupaciones sobre el futuro de la humanidad. Me di cuenta, con afortunada sorpresa, que los supuestos y planteamientos de solución de este grupo, coincidían plenamente con los míos y con el contenido de este libro.
La reunión a que me refiero se realizo en la ciudad de viena, del 22 al 26 de marzo de 1996 y estuvo presidida por el Sr. Helmut schmidt, reconocido estadista alemán; algunas de las conclusiones son las siguientes:
“A medida que la civilización humana avanza hacia el siglo xxi, el mundo entra en un periodo de transformación por lo menos tan profundo y expansivo como la revolución industrial. La globalización de la economía mundial esta a la par con la globalización de los problemas de población, medio ambiente, desarrollo, desempleo, seguridad y decadencia moral y cultural. La humanidad clama por justicia y significado.
Las religiones del mundo constituyen una de las tradiciones de sabiduría más importantes de la humanidad. Este cumulo de sabiduría de antiguos orígenes nunca se ha necesitado tanto. La ética debe preceder a la política y a la ley, porque la acción política tiene que ver con valores y opciones. La ética, por lo tanto, debe informar e inspirar el liderazgo político. La educación abre el potencial humano a la comprensión y la tolerancia.
Las religiones del mundo tienen diferentes doctrinas, pero todas ellas abogan por una base común de normas y ética. Lo que une a las religiones del mundo es mucho mayor de lo que las divide. Todas promueven la disciplina personal, obligaciones, responsabilidades y el compartir. Todas promueven los valores de humildad, compasión y justicia.
La ética mundial no es sustituta de la otra, los evangelios, él coran, el bhagavagdita, los discursos de buda o las enseñanzas de confucio y de tantos otros. Una ética mundial proveerá un mínimo común de valores, normas y actitudes básicas. En otras palabras, un consenso básico mínimo relacionado con las normas irrevocables y actitudes morales a las que se pueden suscribir todas las religiones a pesar de sus diferencias dogmáticas y que también sean aceptadas por los no creyentes.
La declaración de chicago, por primera vez en la historia de las religiones formuló este consenso básico mínimo, recordemos sus dos principios que son vitales para toda ética individual, social y política:
1. Todo ser humano debe ser respetado y tratado humanamente.
2. Trata a los otros como quieres que te traten a ti. Esta regla es parte de toda gran tradición religiosa.
Basados en estos dos principios hay cuatro compromisos irrevocables en los cuales todas las religiones están de acuerdo y a los cuales les ofrecen su completo apoyo:
A) un compromiso a una cultura de no-violencia y respeto a la vida.
B) un compromiso a una cultura de solidaridad y a un orden económico justo.
C) un compromiso a una cultura de tolerancia y a una vida honesta.
D) un compromiso a una cultura de derechos de igualdad y de participación entre el hombre y la mujer.
La educación a todo nivel tiene un papel crucial para inculcar valores éticos mundiales en la mente de las generaciones de jóvenes. Desde la escuela primaria hasta la universidad, los programas deben ser reestructurados para que incluyan los valores mundiales comunes y para que fomenten el entendimiento y la comprensión.
Dado que el respeto a la vida es un factor clave en el compromiso ético, la lucha contra el flagelo de la guerra y la violencia debe estar en la cima de las prioridades del mundo.
Sugerir a los líderes mundiales que en 1998, año en que se celebrará el quincuagésimo aniversarios de la declaración universal de derechos humanos, las naciones unidas deberían convocar una conferencia para considerar la declaración de obligaciones humanas para completar la mas temprana y crucial labor sobre los derechos del hombre.
La empresa, los valores y la verdadera productividad.
Este fin de siglo y el próximo nacimiento del siglo xxi, deben tener un importante retorno de valores humano-sociales y humano-productivos.
El reencuentro del hombre con la vida espiritual trascendente, la conciencia y necesidad de la paz, la defensa de los derechos humanos, la lucha tenaz por el valor de la democracia y los modelos de calidad, productividad, excelencia y ética en el trabajo en toda clase de organizaciones, constituye un necesario movimiento de revalorización de nuestra vida en todas sus dimensiones.
Las empresas y organizaciones vitales, en constante cambio y desarrollo, tiene como imperativo enriquecer sistemáticamente su cultura organizacional como factor fundamental para consolidar su presente y definir estratégicamente su futuro.
Tener, cultivar y enriquecer una cultura organizacional a partir de un cídifo de valores, significa asegurar los procesos humano-tecnicos, de identidad, destino y productividad. Además, la cultura de trabajo así enriquecida, será determinante en la creación y mantenimiento de un ambiente laboral que genere y facilite actitudes individuales y grupales de autentico compromiso responsable que permita el logro de los objetivos economico-sociales que la organización persigue.
Peter drucker ha insistido, especialmente en estos últimos años en el hecho de que son los valores, como principios éticos, y la imaginación, los que definirán la sobrevivencia y el desarrollo de las empresas del futuro. Dice drucker:
Existen técnicas de administración, pero administrar es fundamentalmente un sistema de valores y creencias, una cultura. La administración no responde al desarrollo social y económico. Lo crea. No hay países subdesarrollados. Solo hay países subadministrados.
La administración del futuro deberá
Generar tres grandes lealtades
Del personal de los clientes de los proveedores
* identidad, identificación y * calidad en productos y * calidad y precio de los
Pertenencia. * gran capacidad de en- * confianza mutua en la entre-
* satisfacción laboral. Gociación. Ga de insumos y servicios.
* liderazgo autentico en todos * genuino interés por él * participación en el diseño de
Los niveles. Cliente. Los componentes, materiales
* presencia directiva. * excelencia en el servicio. Y productos.
* congruencia, credibilidad. * creatividad en la orienta- * asesoría, apoyo y participa-
* ambiente sano y de ción al mercado. Ción en la solución de proble-
Crecimiento. * precios justos y valor mas y oportunidades.
* seguridad en el trabajo. Agregado. * apoyo para desarrollar al *proceso de motivación, * innovación. Proveedor.
Creatividad, trabajo en * apoyo y asesoría a las * comprender y satisfacer
Equipo y capacitación. Necesidades del cliente. Necesidades.
* equidad interna-ingresos, *ayudar al cliente a hacer * desarrollo de estrategia
Compensaciones. Crecer su negocio. Conjuntas.
* comunicación e informa- * crear alianzas estratégicas * financiamiento.
Cion veraz y oportuna. Que beneficien a la empresa * excelencia en el servicio y
* integración de la familia y al cliente. Rapidez de respuesta.
Del trabajador con los * extensión de la capacitación
Objetivos de la empresa. Y adiestramiento.
Valores y areas de aplicación
1. Hacia el interior de la organización.
Una concepción valiosa de la dignidad del ser humano y de sus derechos y obligaciones
Lealtad a la institución y organización de la que se forma parte, a su misión, principios y valores.
Compromiso y ejemplo de eficacia, calidad y productividad en el quehacer cotidiano. Convertirse en modelo a seguir. Debe vigilar y lograr que sus colaboradores más cercanos cumplan con este compromiso.
Compromiso personal para la capacitación y el crecimiento propio y el de los demás, mostrando alto interés hacia el desarrollo integral del personal.
Una actuación cotidiana valiente basada en la congruencia y consistencia entre los principios y las conductas, entre los planes y las acciones y entre los resultados y los conocimientos. Lo que genera credibilidad en los líderes.
Sinceridad, es decir, honestidad y claridad en la comunicación dentro de la empresa, verificando sistemáticamente la eficacia de los procesos de comunicación e información.
Reconocer y compensar el trabajo realizado con un alto sentido de justicia y equidad.
Compromiso de promover y defender los valores y cultura organizacional en la que se vive.
Mantener como alta prioridad el mejoramiento de la calidad de vida del personal y su familia.
Comprometerse permanentemente con la salud, seguridad social, integridad mental y física del personal en general (principalmente en las empresas industriales).
Respeto y cuidado de los recursos asignados (dinero y equipamiento), buscando siempre su máximo aprovechamiento para incrementar los índices de productividad.
2.- Hacia el cliente.
Calidad integral y permanente de los productos y servicios, sin engaño o manipulación.
Actitud de servicio, entendida en todo momento como respuesta a las necesidades del cliente.
Compromiso y garantía legal: como la obligación moral y jurídica constante de responder ante fallas y deficiencias de bienes y servicios.
Búsqueda permanente de mejor competitividad en el mercado, mediante mejoras tecnológicas en procesos y materiales.
Compromiso y creatividad para innovaciones, nuevos diseños y más productividad que permita menores costos que se traduzcan en menores precios a los clientes.
Crear alianzas estratégicas, para ayudar a los clientes a resolver sus problemas y generar un valor agregado a los productos y servicios.
3.- En las relaciones laborales.
Respeto, valoración y reconocimiento recíproco entre la institución sindical y la empresa.
Confianza, evitando los miedos, prejuicios y falta de credibilidad, tanto en el diálogo y negociación como en la misma relación interpersonal.
Integridad y congruencia para el compromiso y cumplimiento de lo negociado y para exigir reciprocidad.
Equidad e igualdad, entendida como la aplicación prudente de la justicia que nivelará y ajustará los derechos y obligaciones. Eliminar el sentimiento de conquista de empresa o sindicato. Somos parte del mismo fenómeno socio-laboral.
Colaboración solidaria: es el ánimo de compartir de manera interdependiente y con alto sentido de apoyo e integración interinstitucional superando la tradicional y absurda dicotomía empresa vs sindicato.
Nacionalismo, estableciendo y logrando objetivos comunes que trasciendan a la propia empresa y sindicato, en aras de la meta superior que es el bien común social.
4.- Hacia el estado
Respeto solidario a las instituciones públicas y organismos gubernamentales.
Cumplimiento oportuno de las obligaciones fiscales y legales en general.
Conciencia solidaria y subsidiaria respecto de las responsabilidades y tareas sociales y políticas.
Auténtica leal promoción y defensa de los valores e intereses nacionales sobre cualesquiera otros.
Nacionalismo, creando un sano sentimiento de identidad y compromiso nacional y patriótico.
5.- Hacia la comunidad y sociedad
Promover el bien común.
Conciencia de responsabilidad social.
Mediador comprometido entre los intereses de la empresa y la comunidad; por ejemplo: ecología, desarrollo urbano, infraestructura de servicios básicos, etcétera.
Cumplir el papel de agente de cambio referente a la obligación de la empresa con la comunidad.
Promotor y defensor permanente de los programas de mejora continua de la calidad de vida de la comunidad.
Diversos autores de gran renombre han estudiado y aportado importantes ideas sobre las habilidades y talentos en el actuar de los líderes. A lo largo de este capitulo se ha insistido en la importancia incuestionable de dichas características que conforman el perfil del líder efectivo y por tanto exitoso; sin embargo, ninguna de esas características aisladas o en un conjunto, serán tan determinantes como la “calidad moral” y la “escala de valores” que dicho líder viva y haga vivir en su organización.
Además de peter e drucker y del maestro mexicano isaac guzmán vadivia, han sido muy pocos los estudiosos de las ciencias administrativas que se han preocupado por el perfil ético del director o funcionario en su comportamiento general y en concreto y respecto del proceso de toma de decisiones que es uno de los más importantes en su labor directiva.
En el reciente libro titulado executive integrity, cuyo autor es suresh srivastva, se hace referencia directa a la gran problemática ético-moral a la que se están enfrentando - cada vez más - instituciones y organizaciones de todo tipo y tamaño, tanto en sector público como de la iniciativa privada y otros sectores.
Señalemos, de acuerdo con srivastva, que cada vez más se están descubriendo y se sabe de escándalos respecto a los altos índices de corrupción, fraude, injusticia, deslealtad, hostigamiento sexual, abuso y explotación; en una palabra, acciones y actividades que flagrantemente violan derechos y alteran valores, es decir, principios éticos y jurídicos de incuestionable importancia, pues éstos son las columnas sólidas de la paz y la justicia y por tanto, del desarrollo social e industrial.
Los valores éticos que deben ser vividos, aplicados y enseñados por los líderes se convierten en prerrequisitos y condiciones sine-qua-non de la calidad, excelencia y auténtica productividad, retos mayores y criterios incuestionables de medición de las tareas y resultados de las organizaciones y competitividad de nuestros días y del futuro.
Ausencia de significado, trascendencia y equidad en el trabajo
La sociedad, es decir, nosotros, el pueblo consumidor, exigimos cada vez con más convicción y necesidad una óptima calidad y excelencia en los productos y servicios que consumimos y utilizamos.
Esta sana exigencia no sólo deriva de un marco de legibilidad, si no que esta enmarcada en la globalización y competitividad de finales de este siglo con economías y mercados abiertos.
Por ello, las empresas e instituciones de todo tipo, públicas, privadas, industriales comerciales, de servicio, etc. Enfrentan hoy y lo habrán de enfrentar más severamente en el futuro próximo, el reto de sobrevivir y desarrollarse para poder responder a los requerimientos de clientes y consumidores cada vez más concientes y exigentes en mercados más difíciles y competitivos.
Dada esta situación, y como respuesta dialéctica obligada, han aparecido en los últimos años los modelos de calidad, de excelencia en el servicio y los llamados niveles de clase mundial que plantean la manera en que deben funcionar las organizaciones para el logro de mejorar niveles de productividad.
Sin embargo, una de las incongruencias y tragedias socio-laborales que se ha traducido en fuente de fustración e improductividad, es la ausencia total o parcial de significado o trascendencia del que hacer humano en la mayoría de las fábricas y oficinas; recuérdese la frase magistral de dostoievsky: “si quieres reducir a un ser humano a la nada, has que su trabajo no tenga significado”. He tenido oportunidad de viajar casi por todo el mundo, habiendo podido constatar este des afortunado escenario que se presenta en todos los países y que se origina, desde luego, en un problema de liderazgo auténtico en los diferentes niveles de una organización.
Albert einstein dijo: “no conosco mejor fábrica que el compromiso y la imaginación”; en esta definición del gran genio de ulm, no aparecen la tecnología de punta, la mejor materia prima, la mejor computdora, el mejor sistema de información, los recursos financieros y ningún orto recurso material o técnico como los esenciales. La concepción profunda y sintética de einstein se refiere a dos variables humanas: el compromiso y la lealtad por un lado, y la imaginación o la creatividad por el otro. Estas serán las que establezcan las diferencias en las organizaciones del futuro, pues sólo con base en ellas sé podrian aprovechar óptimamente los recursos e instrumentos técnicos.
Son pocas todavía las empresas que tienen verdaderamente claro que la calidad y la excelencia en el servicio al cliente, es decir, la “auténtica productividad” como veremos más adelante, la generan los seres humanos, y son también pocas las organizaciones que aún sabiéndolo, se comprometen auténticamente con su personal para apoyarlos en sus necesidades de desarrollo integral.
Esto significa que fomentar la motivación y la lealtad del personal de las organizaciones debe ser la preocupación e interés de mayor prioridad en el pensamiento estratégico y filosofía directiva de cualquier organización e institución que pretenda sobrevivir y desarrollarse, respondiendo así al logro del bien común. Peter drucker ha dejado muy claro que sólo las empresas con verdadero compromiso ético ante las necesidades de los consumidores, podrán sobrevivir y crecer.
En este orden de ideas, dos estrategías fundamentales son necesarias para que el futuro del trabajo humano esté basado en verdaderos valores compartidos y sea dirigida con alta eficacia y productividad, son las siguientes:
1.- Darle al trabajador un sentido trascendente y significativo a su tarea laboral.
Esta estrategia permite dar respuestas a inquietudes, interrogantes frustraciones que viven los colaboradores de una empresa, entre otras:
• ¿ para que trabajo?
• ¿ qué sentido tiene?
• ¿ qué gano trabajando?
• ¿ qué fin o utilidad tiene lo que hago para la sociedad de la que soy parte?
• ¿ me es igual cualquier trabajo?
• ¿ mi trabajo actual me significa valores, retos y compromisos frente a mí mismo, mi familia y frente a los demás?
• ¿ estoy creciendo como persona, trabajador, empleado o ejecutivo en mi empresa?
• Puedo contribuir y aportar más... ¿ me apoyan para ello?
2.- Compartir con los trabajadores en estricta equidad, los beneficios de la productividad. No sólo en dinero, sino en incentivos y motivaciones de crecimiento, capacitación, creatividad y co-responsabilidad.
• ¿ miempresa comparte conmigo los beneficios que se obtienen?
• ¿ hay en mi empresa un ambiente de solidaridad y apoyo al mejoramiento de la calidad de la vida?
• ¿ cuando se me solicita mayor esfuerzo y productividad, se me compensa por ella en estricta justicia y equidad?
• ¿ siento a mí empres comprometida con mi desarrollo integral?
• ¿ estamos todos comprometidos y recompensados por el esfuerzo que generamos?
El principio y paradigma del liderazgo y la dirección ubicada en el vértice superior de la pirámide organizacional ésta cambiando.
El status, jerarquía, poder y títulos con los que el fenómeno de liderazgo y autoridad se han identificado por siglos, se han gastado, su credibilidad está en franco descenso y se encuentran en revisión y cuestionamiento. Son muchos los autores que están señalando este importante y necesario cambio.
El dirigente y líder de finales de siglo, y sobre todo el siglo xxi, se ajustará a un nuevo paradigma o modelo, ya no es más aquel que se escuda en el poder o se basa y justifica en su título o “jerarquía superior”. Sabemos que él titulo formal se otorga desde arriba, pero el auténtico liderazgo se gana desde abajo. El nuevo líder se justifica en la medida en que sea un apoyo para otros. Esta situación se presenta en un nuevo esquema en el que la pirámide organizacional se invierte y el vértice inferior (apoyo) simboliza la tarea irrenunciable de todo líder.
Los dirigentes sin importar su área o nivel en la organización, están para apoyar a su personal, tiene como tarea o responsabilidad fundamental el fungir o ser el apoyo para que sus seguidores puedan cumplirmeficazmente con sus actividades de esa manera responder a las necesidades del cliente. Apoyar en este sentido significa: Motivar, capacitar, reconocer, orientar, dar seguridad, ser ejemplo, clasificar el objetivo, informar, dotar de recursos, confortar etc. Apoyar es influir en beneficio del equipo humano y de sus resultados como a quedado establecido en parrafos anteriores.
Enfoque industrial y operativo.
El desarrollo de la industria y comercio basándose en modelos econométricos trata de entender al fenómeno productivo a partir de la planta productiva, es decir a partir de la capacidad instalada de operación y producción y del rendimiento genérico o unitario de los instrumentos productivos y de la tecnología y equipamientos utilizados. Este enfoque también resulta parcial al no derivar de una concepción integral del fenómeno productivo.
Enfoque humano social
Un concepto econòmico, economètrico e industrial nos brinda una importante faceta de la productividad, pero esta, incuestionablemente es un fenomeno humano. Si aludimos a la planta industrial podemos hablar de su capacidad instalada, si nos referimos a un instrumento o equipo de produccion, aludimos a su rendimiento, pero quièn hace posible que la capacidad instalada de una planta logre resultados a travès del rendimiento de los equipos? Sin duda es el hombre quien genera el fenomeno productivo.
En los ultimos años se ha hecho enfasis respecto de los recursos humanos y su influencia en la productividad. Personalmente creo que a pesar de importantes contribuciones y sabias conclusiones, es todavia necesario precisar con mas claridad que el factor humano es la unica causa generadora de la productividad. Es cierto que se habla de que la productividad es una actitud humana, una filosofia de trabajo y un estilo de vida.
El pensamiento y la practica directiva ha confndido a la causa de la productividad con su medio o instrumento. La generalidad de los directivos y empresarios aseguran que la productividad y calidad solo dependen de la tecnologia, de los sistemas, las maquinas, del avance cientifico, del financiamiento y de otros medios que son por tanto su calidad instrumental ya que no genera por si mism a el resultado productivo que desea.
La anterior confusiòn a que me refiero parece ser simple y poco trascendente, sin embargo, entraña una real y profunda distorsion cuyos impactos y solucion hacen toda la diferencia en terminos de la productividad real.
Erich fromm a travès de su llamada orientacion productiva del hombre señala con todo acierto y profundidad que la productividad es la relación activa y creadora del hombre para consigo mismo para con su projimo y para con la naturaleza.
Fromm alude a tres diferentes dimensiones y valores que son: el pensamiento, la accion y el sentimiento. La productividad referida a la esfera del pensamiento se manifiesta en la comprension del mundo a traves de la reazon y de la verdad. La productividad respecto a la esfera de la acciòn se manifiesta en el trabajo productivo, es decir en la labor realiz
Fromm define el acto de accion productiva diciendo: solo se puede hablar de un acto productivo cuando él yo interno, la accion realizada por él yo y el destino de esa acion son un todo unico e indivisible.
Otras concepciones de la productividad
Tanto richard kopelman como akira takanaka, coinciden en señalar que el término productividad ha sido definido de múltiples maneras, se le han dado diversas acepciones, pero relativamente pocos son los autores que han llegado a concebirla en un sentido amplio y más cercano a lo que en realidad es.
Takanaka hace notar que la productividad desde el punto de vista semántico es un término muy oscuro, a grado tal que se le ha traducido de diferentes formas dependiendo del país que se trate. En japón se conoce como “ carácter de producción “, en china como “ poder de producción “ y en tailandia como “ incremento de resultados “.
Los autores mencionados anteriormente proponen que la productividad debe ser vista desde un marco conceptual y práctico para fines empresariales (que es donde tiene su mayor aplicación). En primer término se deben de fijar objetivos de la productividad y en segundo esclarecer los aspectos prácticos de cómo materializarlos.
La productividad es afectada por muchos factores, como la cantidad y la complejidad técnica de los equipos o bienes de capital, la calidad y la disponibilidad de las materias primas, el volumen de las operaciones, el flujo de trabajo en la organización, la competencia gerencial y en forma relevante la habilidad, la motivación y las actitudes de los trabajadores.
La productividad en el mundo occidental, en una importante mayoría de casos, se mide en términos de resultados por hora de trabajo pagado y una variedad de cocientes derivados de la producción en términos cuantitativos.
La productividad también puede conceptualizarse en términos de valor generado, esto es, una organización puede ser altamente eficiente en la producción de bienes y servicios, pero no se asegura que los resultados sean efectivos para satisfacer necesidades de un mercado.
Takanaka propone que de manera directa al referirnos a productividad, se exprese ésta en términos de efectividad empresarial, efeciencia y producción, desarrollo industrial, etc., De modo que no cause confusión. Sin embargo, también hace referencia al hecho de que la productividad debe ser analizada en una concepción más amplia, en este marco no puede ser tratada en forma separada, ya que está ligada a la productividad de una nación y como consecuencia tiene repercusión en los sectores agrícolas, industrial y de servicios en un escenario más amplio.
Desde este contexto la productividad está en relación directa con el ingreso real, la competitividad nacional e internacional, la calidad de vida, las tasas de inflación, la generación de empleos, la inversión, el desarrollo tecnológico, la investigación y el desarrollo, y la capacitación y educación.
Un concepto integral de productividad
El líder del siglo xxi cuya tarea es hacer más productivo, es decir, más equitativo, significativo y trascendente al trabajo del obrero, empleado y ejecutivo, debe tener un claro y profundo conocimiento de lo que es realmente la productividad.
Es un hecho que parece increíble, el que hasta el momento no contenemos con un concepto integral y de fondo sobre la productividad como fenómeno humano-laboral. Diferentes enfoques la plantean como una actividad econométrica, otros como derivada de la tecnología, y algunos más, los menos, como un resultado de la actividad humana.
De diferentes obras consultadas he tomado siete conceptos que conciben la esencia de la productividad, y que al final de cuentas dejan vigentes las siguientes preguntas:
La productividad …
• ¿ es la relación insumo -producto ?
• ¿ es la gerencia de la riqueza ?
• ¿es el resultado de la capacidad instalada y de la tecnología utilizada ?
• ¿ es el incremento en la producción y la calidad ?
• ¿ es el máximo aprovechamiento de los recursos ?
• ¿ es una actitud mental
• ¿ es el crecimiento sostenido ?
En función de la parcialidad en las concepciones, así como de la imprecisión en concebir tan importante concepto, planteo como reto a los dirigentes, empresarios, ejecutivos y supervisores el siguiente concepto:
Concepto integral de productividad
“Productividad es toda actividad realizada con compromiso y conocimiento, para lograr el mejor resultado (producto o servicio de calidad) optimizando los recursos disponibles y de cuyo logro queda un sentimiento de contribución, satisfacción y retribución justa.”
Este concepto tiene seis dimensiones clave que se explican de la siguiente forma:
Seis dimensiones que permiten el logro de la autentica y permanente productividad
1.- Compromiso • Conmigo mismo
• Con valores (personales , grupales , organizacionales y nacionales )
• Con una misión. Con el trabajo mismo
• Con una filosofía o cultura organizacional
• Implica una obligatoriedad moral .
2.- Conocimiento • Requiere de una capacitación y desarrollo permanente
• El entrenamiento y la educación continua superan la obsolescencia y motivan y arraigan al personal, fortaleciendo su compromiso y lealtad.
• Se refiere a la formación de un “ espiritu productivo “
3.- Resultado • Se trata de objetivos productivos
• Productos y servicios de calidad
• Cultura de calidad. Modelos de calidad total (iso y otros)
• Niveles de clase mundial
• Excelencia en el servicio al cliente
• Rentabilidad
4.- Manejo racional de los recursos • Es el aprovechamiento uso eficaz y responsable de los recursos físicos, equipos, instrumentos, etc.
• Implica su cuidado, respeto y mantenimiento.
• Reorganización
• Cuidado del ecosistema
5.-contribucion • Es el deseo y motivación de aportar, construir, ser responsable y trascender.
• Responsabilidad social
• Bien común
• Trabajo en equipo
• En la solidaridad y co- participación humana
6.-retribucion • Es el reconocimiento y/o compensación justa y equitativa por la tarea y esfuerzo realizados.
• Implica satisfacción.
“El liderazgo es el factor determinante para crear un ambiente y espíritu productivo basado en las dimensiones anteriores.
Sin duda el factor determinante para lograr una verdadera cultura de productividad es el liderazgo.
La productividad es primeramente una actitud ante la vida que puede lograrse y consolidarse a través de las estrategias adecuadas; productividad es antes que nada la formación de un “ espíritu productivo “ en todo el personal.
Liderazgo para la productividad y la calidad
La calidad es un imperativo de toda organización que pretenda sobrevivir y desarrollarse.
La globalización económica y la apertura comercial que generan en el mundo presente una cada vez mayor competitividad, obligan a las empresas a una verdadera orientación y respuesta al cliente. Los conceptos de “ calidad y servicio al cliente “ son un binomio que se encuentra en la mayoría de los valores organizacionales y de la cultura de trabajo de empresas avanzadas, o bien de empresas modernas que han aceptado el reto de sobrevivir. Pero todavía más, las organizaciones llamadas de “ clase mundial “ tienen como principal preocupación la de responder al mercado y al cliente con alta calidad, precio competitivo y una filosofía empresarial basada principalmente en el valor de calidad.
Dentro de este contexto cabe señalar que la calidad como filosofía de empresa, se refiere no sólo a la calidad del producto sino a la calidad integral (calidad total), es decir, a una cultura de excelencia en la acción de todas las actividades de la empresa. Calidad en el producto, calidad en el servicio, calidad en las actitudes, calidad en las relaciones humanas, calidad en la responsabilidad social y en síntesis, calidad como cultura organizacional, es el reto de las empresas del futuro.
Para el logro de la verdadera calidad, existen cinco niveles fundamentales de acción, a saber:
1.- El instrumento (con el cuál se genera o se mide la calidad)
2.- El sistema (es el método o conjunto de etapas, medios, relacionados y resultados)
3.- El proceso (la interrelación del sistema y su evolución dinámica en la empresa a partir del principio de la mejora continua)
4.- La cultura (la manera de pensar, sentir y vivir el valor de la calidad en la organización)
5.- El liderazgo (el motor, modelaje y variable independiente de la cultura que comprende y sustenta a los procesos, sistemas e instrumentos)
La anterior jerarquía de las dimensiones de la calidad en el que hacer de la empresa, dejan claro que el liderazgo la causa fundamental, el sustento, y la condición sine-qua-nom de todo el fenómeno humano-técnico de la calidad.
Sin duda el factor determinante para lograr una verdadera cultura de productividad en el liderazgo.
Por ello, hago especial hincapié en las relaciones entre el liderazgo y la productividad.
Como se señala en el apartado anterior, la “ productividad “ es un termino de mayor amplitud conceptual y real que abarca a la calidad como el primero y más importante factor para generar la productividad organizacional. Especialmente en los últimos años se ha hecho hincapié en el término de calidad, lo cuál es explicable dada la importancia y actualidad del tema y él énfasis con el que diversos autores han contribuido a la conciencia y aplicación de los instrumentos y procesos de calidad, sin embargo, que quede claro, la relación siempre será de subordinación de la calidad respecto de la productividad. Se puede dar calidad sin productividad lo cual lleva al absurdo en términos de eficacia empresarial, pero no se puede dar productividad sin calidad, es decir, la productividad como concepto de mayor amplitud, implica necesariamente a la calidad.
El concepto último de los resultados de una empresa se conciben a la luz del término productividad y sin duda el factor determinante para lograr una verdadera cultura de productividad es el liderazgo.
La productividad es primeramente una actitud ante la vida que puede lograrse y consolidarse a través de las estrategias educativas adecuadas; productividad es antes que nada la formación de un “ espíritu productivo “ en todo el personal.
Espíritu productivo
Se crea el “espíritu productivo” del personal a través de modelos educativos que generen y mantengan una cultura organizacional que forme cotidianamente actitudes de compromiso, creatividad, lealtad y satisfacción en el trabajo, con base en los valores de la organización. Lo cual debe traducirse en logros y resultados que beneficien a todos los que intervienen en el proceso productivo.
Capacidad visionaria y de cambio
A un ciego le preguntaron qué hora del día escogería si tuviera un momento de visión y respondió: “de noche, porque se ve más lejos; se ven las estrellas”.
Anónimo.
Lider visionario
Ser líder es ser visionario.
Ser visionario significa tener la capacidad de crear y compartir un proyecto de futuro, que generalmente significa un cambio, una evolución y un proceso de mejora continua. La capacidad visionaria de los dirigentes va directamente relacionada con su nivel de madurez y su capacidad para transformar y mejorar al mundo, es decir, ser un agente de cambio.
Esta capacidad de visión y de proyectos futuros ha inspirado numerosos libros en los últimos cinco años, ¿por qué?, La respuesta está en la urgente necesidad de concebir y visualizar un mundo mejor que responda a las inaplazables necesidades que señalé en la introducción de este libro.
Desde luego visualizar no es todo, no es suficiente, se necesita de congruencia y tenacidad para hacer realidad, concreta y llevar a resultados los afanes y proyectos futuros a través de un plan de acción. Esta tarea que implica una vocación, esfuerzo cotidiano y en muchos casos, un sacrificio, se llama misión, tengamos presente la frase: “Los grandes cambios se realizan con un momento de inspiración y muchos de transpiración”; jack welch, director general de general electric, una de las empresas más productivas del mundo, que ha sido ejemplo por su desempeño y competitividad, dice: “los auténticos líderes de las empresas crean una visión, articulan la visión apasionadamente, se adueñan de la visión y no se detienen hasta asegurarse que ésta se ha logrado”.
En el vocabulario técnico de los últimos años, referente a la vida y acción productiva en todo tipo de institución u organización, aparecen tres términos clave que conforman la esencia de la cultura organizacional, tema de administración estratégica, éstos son:
1. Visión capacidad de visualizar un proyecto futuro.
2. Misión la vocación, acción y tarea para realizar dicho proyecto futuro.
3. Valores los principios y cimientos de la organización que sirven de inspiración a la cultura y son además reglas
Del juego.
El reconocimiento investigador y consultor sobre liderazgo warren bennis en un pensamiento por demás claro y profundo dice:
Necesitamos hombres y mujeres con visiones poderosas, que nos permitan encontrar los puentes entre el presente y el futuro, entre el ser y él deber ser, para crear con su imaginación las posibilidades que los demás no ven, o no tienen la suficiente fe de realización.
Ser visionario no significa hacer sólo proyecciones o extrapolaciones, o bien hacer futurismo teniendo como instrumento una bola de cristal. Ser visionario es crear un proyecto futuro, tener una concepción estratégica de largo plazo, tener la capacidad de “venderlo” a la gente y como dice welch: “no detenerse hasta ver los resultados logrados”. En este sentido, todo líder visionario es en alguna forma un profeta que anuncia y propone una nueva forma de vivir, de ser, de hacer y de comportarse. Los visionarios y los profetas siempre han sido y serán criticados, ya sea porque su proyecto es revolucionario y sé atenta contra el status-quo, es decir, lo establecido, o bien porque la acción o misión para lograr dicho proyecto o cambio resulta difícil, confrontadora o sacrificada. Desde luego ha habitado líderes con más o menos capacidad para compartir y/o vender sus proyectos, pero sin duda no se trata de una tarea fácil, y menos aún de corto plazo.
En mi experiencia como consultor me ha tocado compartir y vivir con diversos líderes, la dificultad para comunicar y realizar sus proyectos visionarios y de cambio organizacional aunque ha sido muy grato ver y disfrutar los resultados posteriormente.
Esta dificultad que entraña una gran resistencia al cambio y que la sabiduría de los textos sagrados señala como “la voz que clama en el desierto”, encuentra nuevamente una bella formulación poética en gibrán jalil gibrán:
Profeta
El profeta llega
Envuelto en el manto del pensamiento futuro,
En medio de gente oculta tras antigua vestidura
Que no puede ver el don que trajo el profeta.
Lider visionario y cambio organizaciomnal
Dada la globalización y competitividad organizacional, es necesario el mejoramiento e incremento sistemático en los niveles de calidad, servicio y productividad en general.
La capacidad visionaria está dirigida al “cambio organizacional”, a revolucionar las actitudes y sistemas sustituyendo lo rutinario y mecanizado por la “pasión”, el “compromiso”, la “capacitación”, la “lealtad” y la “credibilidad”, fundamentos y condiciones sine-qua-nom de la auténtica productividad, es decir, del espíritu productivo que genera la calidad y la excelencia en el servicio.
Las empresas visionarias, excelentes y de clase mundial tienen como
Prioridad estratégica su propia construcción y fortalecimiento interno.
Sólo de esta manera pueden responder a las necesidades del mercado
Y del cliente, y por ello, ser empresas altamente rentables.
El reciente concepto de empowerment se refiere al hecho de que los líderes deben capacitar, delegar, conferir autoridad, comprometer y permitir la toma de decisiones entre sus subalternos, creando así un equipo más sinérgico, creativo y productivo.
A este perfil responde el concepto de “líder transformador” que en la literatura de administración avanzada es parte del concepto de “líder visionario”.
Las condiciones y tareas clave de todo líder visionario, son las siguientes:
1. Crear e inspirar una visión.
2. Lograr que la visión sea compartida.
3. Modelar el cambio.
4. Señalar un objetivo y camino factible, retador y atractivo.
5. Crear un proceso energetizador de arraigo, motivación, reconocimiento y lealtad, es decir, un modelo de cambio revitalizador en la empresa.
6. Brindar a los clientes actuales y potenciales las razones necesarias y suficientes para arraigarlos o bien para optar por los productos y servicios de la empresa.
7. Buscar y concretar las alianzas estratégicas necesarias que fortalezcan y generen un “valor agregado” a la organización en sus productos y servicios.
8. Establecer con prioridad el fortalecimiento interno de la empresa, única forma para responder a las necesidades del cliente y del mercado.
9. Establecer un sistema de diagnóstico organizacional que mida las variables humanas y técnicas que inciden en a auténtica productividad.
10. Tener la flexibilidad para lograr una rapidez de respuesta según las necesidades y dinámica económica, comercial y tecnológica para ser competitivo y no caer en la obsolescencia.
En síntesis:
• La visión es una imagen o imaginación tangible de un proyecto deseado.
• Es también la fantasía de un futuro proyecto o visualizado.
• Son los sueños de lo que uno puede llegar a ser, tener o lograr.
• Es una perspectiva y compresión de un futuro deseado, o bien la creación de oportunidades también futuras.
• Toda visión cuando se traduce en una misión combina la estrategia con la cultura.
• Se requiere pasión, sacrificio, tenacidad y pagar el precio para lograr un sueño futuro.
• Se requiere hacer de la visión una parte de la propia vida.
Agente de cambio
“El cambio” resulta ser hoy en día la preocupación y el reto más presente en los líderes de las instituciones y organizaciones que luchan por su sobrevivencia y desarrollo. La intensidad competitiva y la complejidad de las empresas son fenómenos que marcan una nueva filosofía y práctica de cambio institucional y empresarial.
Parece ser que la frase clásica griega: “lo único permanente es el cambio”, está cobrando un significado más vital en la dinámica organizacional de los últimos veinticinco años. Los avances de la ciencia y de la técnica, las necesidades y conflictos sociopolíticos, la problemática del empleo, educación y productividad y otras dimensiones humano-sociales, están demandando de un cambio que mejore en cantidad y en calidad la vida del hombre, tanto en su dimensión física y espiritual como en la individual y social.
El cambio implica una capacidad de adaptación, una apertura a la innovación y una modificación de actitudes, valores, estructuras y sistemas. El cambio es también una fuerza que se impone, no es optativa para los humanos y para las instituciones. Es el cambio, igualmente, una forma de sobrevivencia por un lado, y de crecimiento, madurez y desarrollo por el otro. Por ello, el cambio debe ser dirigido con gran prudencia, con inteligencia y oportunidad de manera tal que las decisiones que se tomen sean evolutivas y no involutivas.
El cambio supone además de una madurez y justificación para generarlo, una gran oportunidad en el tiempo y el kayrós, lo que es muy importante tener presente en la labor directiva de toma de decisiones pues se ha comprobado que la extemporaneidad y/o retraso en las decisiones de cambio, generan actitudes negativas y de alta frustración.
Surge así el trascendente concepto y perfil del “agente de cambio” personaje que aunque es histórico ha existido desde el origen de la humanidad, es ahora el factor fundamental a través del cual se escribirán los futuros capítulos de la historia del hombre. En efecto, el “agente de cambio” o líder que va a influir y a generar los cambios evolutivos se necesita urgentemente en la política, en la industria y el comercio, en la universidad, en la familia y en general en todas las instituciones que participan en el bien común social de cada comunidad, país y del mundo en general. Debemos hacer énfasis en la inaplazable necesidad de auténticos “agentes de cambio” en la dirección de toda institución y organización.
El “líder visionario” y “agente de cambio”, este personaje de finales del siglo xx y principios del siglo xxi que debe transformar y escribir los capítulos futuros de la historia respecto de la paz, la justicia, la educación y la productividad industrial tienen como requerimientos esenciales las siguientes diez actitudes y conductas que integran su perfil:
1. Un sentido de autocrítica que implica la conciencia y acción de su propio cambio.
2. Un alto compromiso ante el desarrollo evolutivo del hombre y la sociedad.
3. Una sensible capacidad de evaluación de las situaciones presentes que están generando las opciones de cambio y áreas de oportunidad.
4. Una gran capacidad como educador de sus seguidores.
5. Una energía y asertividad en la acción, que permitan la toma de decisiones eliminando la parálisis de análisis que entorpece el proceso de toma de decisiones.
6. Una gran capacidad de convencimiento, venta, negociación y comunicación de los cambios que se deben implantar en beneficio de todos.
7. Una actuación que modele y por tanto, cambie la conducta de otros a través del ejemplo.
8. Ser un integrador que sepa y pueda integrar los diversos cambios que converjan en un solo objetivo verdaderamente productivo, y que supere las dicotomías, conflictos y divisiones.
9. Un liderazgo firme, prudente y basado en un código de valores personales, sociales y laborales.
10. Un inspirador con gran visión, iniciador y mantenedor del “espíritu productivo” que debe animar a todo quehacer humano.
Respecto de la lista de características anterior, recuerdo que en un seminario sobre el tema, un ejecutivo con gran sorpresa me cuestionó sobre el hecho de que no existía un ser humano que pudiese responder a un perfil así de exigente.
Ami manera de ver esto no es cierto, pues aunque difícil, si han existido y existen algunos directivos o líderes que integran su personalidad con estas características. Pero sobre todo, esta lista constituye, más bien, el reto a seguir la inspiración y referencia de lo que es un agente de cambio. Todos los programas educativos de desarrollo ejecutivo y liderazgo deben buscar que dichas características sean parte de la personalidad y actuación cotidiana de todo líder en su trabajo de grupos humanos.
Además, una de las diferencias fundamentales entre jefes y gerentes o líderes es precisamente la conciencia y capacidad de cambio en su quehacer como directivos de cualquier tipo de organización.
Esta diferencia la señala muy claramente john adair en su libro líderes, no jefes al decir: “la industria y el comercio ahora tienen que operar en un clima casi constante de cambio, más fuerte competencia internacional y mayor incertidumbre. Eso explica por qué el concepto de liderazgo ha pasado nuevamente al primer plano. A los líderes les gusta el cambio; ése es su elemento. A los gerentes y jefes, en cambio, les gusta dirigir las organizaciones como máquinas. Se sienten más contentos en un ambiente estable, en el que nada mueva el barco.
Liderazgo y trabajo en equipo
La finalidad y esencia del liderazgo no es crear individualmente grandezas, sino provocar que éstas se realicen a través del potencial humano que se encuentra en todo grupo ¿cuáles son los resultados de la labor de un líder? ¿Qué efectos deben ser esperados en la dinámica de un grupo y de una organización? Toda labor de liderazgo se manifiesta en la creación y mantenimiento de un equipo integrado, motivado, sinérgico y ético, que viva y haga vivir valores, con una alta orientación a resultados.
Han aparecido en los últimos años una serie de modelos o sistemas de trabajo en equipo bajo diversos nombres:
• Equipos de alto desempeño
• Grupos modulares
• Grupos multidisciplinarios
• Grupos efectivos de trabajo
• Grupos operativos
• Círculos de calidad
Si bien algunos han aportado alguna modalidad o enfatizado alguna característica o fin específico, todos sin excepción se basan en los principios de la dinámica de grupos orientada a resultados. De todas formas:
¿Cuáles son las características que un grupo o equipo así debe tener?
1. Conocimiento y compromiso respecto de la visión, misión y valores del grupo.
2. Conocimiento y acuerdo suficiente de los objetivos (corto, mediano y largo plazo).
3. Sentimiento compartido del compromiso, tareas y retos.
4. Ambiente de respecto, apertura y confianza.
5. Conciencia clara de la interdependencia y la valoración de los individuos y el grupo, es decir, todos nos necesitamos y todos somos importantes.
6. Personal capacitado y desarrollado integralmente, a través de modelos educativos estratégicos.
7. Capacidad del grupo para generar autocrítica y definir áreas de oportunidad y crecimiento.
8. Búsqueda en el grupo de un sentido de logro y reconocimiento que además de valorar a los miembros, se convierta en un factor de retroalimentación y reforzamiento a las actitudes y conductas productivas.
9. Fomentar y enriquecer cotidianamente la cultura y valores del grupo. A través de un proceso de mejora continua.
10. Vivir y hacer vivir un sentido trascendente en la empresa o institución cuya contribución al bien común social, local, nacional o internacional, sea un motivador que enriquezca sistemáticamente la lealtad del personal, clientes, proveedores y autoridades.
Firmeza
Todo líder debe ser firme, es decir, fuerte, seguro de sí mismo y asertivo.
El concepto de “firmeza” lo distinguimos del de “autoritarismo”, este se manifiesta con gritos, amenazas, presiones, coacciones, sorpresas y abusos del poder; estas conductas mas bien son resultado de un carácter y temperamento débiles y no de la fortaleza interna de un dirigente.
Ser autoritario y ser débil es lo mismo.
La firmeza, atributo de todo líder exitoso en sus relaciones interpersonales, afanes y objetivos, resulta ser una condicionante para hacer realidad una visión o proyecto y lograr la autentica productividad a que nos hemos referido en los apartados anteriores, pues para ello se debe crear un ambiente que a través de la firmeza de su líder, genere estabilidad, confianza y seguridad psicológica. La debilidad, titubeos e inseguridad de un líder, siempre generan frustración, incredulidad, inseguridad y lastima.
Firmeza, por tanto, significa: fortaleza interna, seguridad básica, sana autoestima, asertividad, exigencia y control de la situación, respeto, prudencia y orientación a resultados. Firmeza, es el ejercicio real de la autoridad, pero no de manera autoritaria. Recordemos que autoridad en su etimología y esencia significa “permitir que crezca”, “dejar crecer”.
A través de la firmeza todo líder obtiene de parte de sus seguidores el respeto y la lealtad. A partir del autoritarismo y el abuso del poder, se siembran el terror, la amenaza y el falso respeto de los seguidores.
Con la firmeza se convence, con el poder autoritario se vence.
Capitulo 3
Perfiles de doce grandes lideres y maestros de la humanidad
Introducción a los perfiles de doce grandes líderes y maestros de la humanidad
En este capítulo del libro intento hacer una semblanza breve y lo más fiel posible de doce grandes líderes y maestros de la humanidad.
No se trata de presentar sus biografías (aunque si aparecen los datos fundamentales de sus vidas y obras), sino má bien ofrecer el perfil de cada uno en razón de sus valores, enseñanzas, actitudes y conductas que precisamente los convirtieron en eso, “grandes líderes o maestros”. En la tabla que aparecen al final, se pueden analizar la coincidencia en los valores y capacidades, misma que se correlaciona con las necesidades y valores que nuestro mundo actual reclama inaplazablemente y de los que hago mención en los capítulos anteriores.
Lo que debe quedar muy claro es que los doce personajes elegidos fueron en su momento, son hoy, y seguirán siendo en el futuro, líderes a causa de los valores que vivieron, mismos que inspiraron su cobducta y sus obras. Su liderazgo pues, y esto también ha de quedar bien asentado, no se fincó en sus habilidades, las que por cierto en algunos casos no tenían o las tenían limitadamente.
Desde luego, éstos no son los únicos maestros y líderes de los que debería hacerse homenaje y mención en este capitulo. Son muchos más, y cada lector podría hacer su lista personal, mereciendo el análisis de sus perfiles. Sin embargo, el trabajo se tornaría interminable y desde luego excede a los alcances e intentos de este libro.
De todas formas, y sólo de manera enunciativa, no puedo dejar de citar a los siguientes grandes líderes y maestros, quienes a través de sus vidas, esfuerzos, valores y obras han influido y contribuido a dar dignidad, sentido, evolución, fe y esperanza a la vida del hombre.
. Abraham . Isaías . Pericles
. David . Jeremías . Solón
. Sófocles . Rodrigo Díaz De Vivar . Vivekananda
. Hipócrates . Miguel Ángel . Emiliano Zapata
. Sócrates . Leonardo Da Vinci . Rafael Guilar Valencia
. Platón . Galileo Galilei . Gibrán Jalil Gibrán
. Aristóteles . Nicolás Copérnico . Sigmund Freud
. Justiniano . San Juan De La Cruz . Erich Fromm
. Constantino . J.S. Bach . Viktor Frankl
. Alejandro Magno . Fray Bartolomé De Las Casas . Albert Einstein
. Séneca . Martín Lutero . Krishnamurti
. San Juan Bautista . L.V. Beethoven . Helen Keller
. San Pablo . Miguel Hidalgo . Juan XXIII
. San Agustín De Hipona . José María Morelos . Paolo Freire
. Santo Tomas De Aquino . José Martí . Lech Walesa
. Santo Domingo De Guzman . Abraham Lincoln . Nelson Mandela
. San Ignacio De Loyola . Luis Pasteur . Madre Teresa De Calcuta
. Juan De Arco . Carlos Marx . Rigoberta Menchu
. María Curie . Lee Iaccoca
. Daimler Y Benz
.Leon Tolstoy
Las doce personalidades cuyo perfil a continuación se leerá, no son comparables, cada uno es grande en su dimensión espacio temporal y en la tarea que la vida y la historia la asignó para enseñarnos él “¿qué?” Y él “¿cómo?” De la evolución, del desarrollo humano, de lo valioso y trascendente en la vida.
Él “¿qué?” Nos remite al cuestionamiento y a las respuestas respecto de la necesidad de líderes que de cara al siglo XXI aseguren la supervivencia del género humano y dada ésta, establecer las bases para una mejor calidad de vida y desarrollo integral de los 100000 millones de hombres y mujeres que poblaremos la tierra en las primeras décadas del próximo siglo.
Él “¿cómo?”, Implica un liderazgo y las decisiones que se deben tomar con base en los valores a que este trabajo se refiere.
Él “¿cuándo?” Y él “¿dónde?”, Responden a, inmediatamente y en todos los rincones de la tierra.
No todos pertenecen a la misma época, actividades, credo, sexo, raza y religión, pero todos vivieron en común los valores que aquí hemos destacado como esenciales y propios del perfil de cualquier ser humano que pueda ser nombrado o pretenda autonombrarse líder o maestro.
Humanamente , todos tienen la misma jerarquía, por tanto queda el lector posicionarlos, si quisiera acaso hacerlo, según sus más respetables creencias, ideología y sentimientos respecto de cada uno. Desde luego, el tamaño de cada semblanza no tiene relación alguna con la jerarquia del personaje.
Las limitaciones de este apartado impiden profundizar sobre su vida y obra, tarea que me permitio recomendar para el esclarecimiento en cada caso.
Analogías y equivalencias de la conducta humana
El comportamiento valioso, la conducta ética y virtuosa es analógica y esencialmente la misma, independientemente de quién la llevó a cabo y dónde y cuándo se realizó. Esto quiere decir qué tan amoroso y humilde fue Francisco de Asís. Como lo es o puede ser un campesino, un obrero o una madre o padre de familia en su actuar cotidiano.
Puede ser tan patriota un sencillo trabajador pagando sus impuestos, y en empresario promoviendo la industria nacional con bases de equidad y justicia, así como lo fueron Simón Bolívar, Benito Juárez y Mahatma Gandhi defendiendo y liberando a sus naciones y ayudando a los oprimidos.
Puede ser tan místico, religioso y compasivo, un amoroso y congruente devoto de cualquier credo religioso, como lo fueron Moisés, Buda, Jesucristo, Teresa de Jesús, Francisco de Asís y Mahatma Gandhi.
La honestidad de un científico y de un profesional (por ejemplo un médico, plomero, abogado, ingeniero, secretaria, etc.), Es análoga y esencialmente igual a la que nos enseñan personajes en diferentes hechos y facetas de su vida.
Y todo aquel hombre, mujer, joven y niño que ame a su prójimo, está cumpliendo el único mandamiento de Jesús de Nazareth, y por ello se hace igual o semejente a él.
Lo anterior significa que la grandeza de nuestros doce personajes ha de ser concebida y valorada como ejemplo y modelo a seguir en nuestra vida diaria, en nuestro convivir, porque está claro que la vivencia de valores se da sólo en la relación del yo con él tú.
La grandeza de estos líderes y maestros es igual a la grandeza de cualquier acto valioso que cualquier ser humano realice.
El tema de liderazgo y valores no se puede reducir a las aulas o a un formato simplista “hágase líder en diez lecciones”, o bien “sea un mejor líder y después de un seminario de dos días”.